viernes, 9 de enero de 2015

SOBRE LA HUMANIDAD COMO EXPRESIÓN DE LA TIERRA

Somos expresiones de la Tierra que habitamos, apenas gestos, marcas, huellas, improntas donde queda plasmado el paso de lo humano. Andamos sobre la piel de la tierra, respirando su aire, envueltos en sus climas, atravesados por sus fenómenos, pero a pesar de este vínculo esencial, se mantiene la ilusión de que somos los amos de ella, sus administradores, quienes analizan, organizan y reparten sus recursos naturales, quienes delimitan las fronteras y dividen territorios, quienes desplazan a pueblos enteros, e interrumpen o trastocan otras expresiones vitales en la trama de la vida. Nada más arrogante que la civilización moderna encumbrada en las fantasías del desarrollo y progreso. Nada más enajenado en su propia historia que las grandes sociedades y las metrópolis actuales, encadenadas a la lógica económica, a la segregación y a la homogenización de la diversidad cultural. Pero aún así las expresiones de la tierra se mantienen presentes, semi-ocultas, al acecho, frente a nosotros pero invisibles, hablándonos desde su lengua deslenguada, rozando nuestra percepción con sus misterios, escribiendo e inscribiendo sobre nosotros las sombras de su enigma.

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