jueves, 8 de enero de 2015

POEMA DE NIESTZCHE

¡Serenidad dorada, ven!
¡Dulcísimo y secreto anticipo de la muerte!
¿Recorrí mi camino con demasiada prisa?
Sólo ahora que el pie se ha cansado
Tu mirada me alcanza
Tu dicha me alcanza.

Alrededor tan sólo ondas y juego.
Lo que un día fue difícil
Se hundió en azul olvido,
Ociosa está ahora mi barca.
Tempestad y viaje…!cómo lo has olvidado!
Se ahogaron el deseo y la esperanza
Calmos están el alma y el mar.

¡Séptima soledad!
Nunca sentí más cerca la dulce certeza
Más cálida la mirada del sol.
¿Arde aún el hielo de mi cumbre?
Plateado, ligero, un pez
Nada más allá de mi bote…

(Nitezche citado por Weinrich, 1999, pp. 211-212)

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