El 6 de enero los poetas mexicanos Yaxkin Melchy y Manuel de J. Jiménez lanzaron sus recomendaciones de libros de poesía para este año. Me sentí honrado y agradecido de que incluyeran mi libro VENENO (Editorial Piedra Cuervo, 2014) entre los Reyes Magos Terrestres.
Comparto el texto escrito Manu:
Reyes Magos Terrestres
(Recomendación de libros para el 2015 de Manuel de J. Jiménez)
Dice David Meza que Yaxkin es el
aire y yo la tierra. Debo admitir que no entiendo mucho esta situación que me
parece insulsa, pero quizás sea lindo seguirle el juego por un rato. Mi lista
es entonces lo que pretende ser tierra, pero más que tierra, arcilla y lodo: es
la posibilidad de amasar ciertos lenguajes poéticos para formar figuras y
rostros. Mi intención aquí es no dar una sentencia sobre los mejores libros de
poesía publicados en el 2014, por demás soberbia y falaz (como si alguien
pudiera leer todo lo que se ha publicado desde enero a diciembre incluso en un
solo rubro). Un año no basta para leerciertos libros, tenemos entonces que ir
más allá. Considerar los publicados en años postreros: ir hasta el 2013 si es
preciso. Hay muchos libros de poesía que aún no han sido asimilados en
proporción y justicia, pagando una larga fila de intereses mezquinos. Esos
libros serán mi prioridad y estrella. Además sólo mencionaré aquí los libros
que pude leer en los últimos dos años y que considero dignos de ser leídos por
cualquier persona que le interese lo que se escribe actualmente en poesía. En
este punto también debo advertir que hay muchos libros interesantes que deseo
leer y que por circunstancias disímiles no he podido hacerlo.
También quiero señalar que mi
lista se centra en libros publicados en México y que desmiente esa idea de que
en México no se lee poesía o no hay buena poesía (por lo menos para leer). Hay
libros increíbles que esperan lectores, pero lamentablemente hay lectores que
sólo consideran estadísticas, mercadotecnia y fortunas editoriales. Esta
situación ocurre un tanto con la llamada Alt Lit, que opera a través de un
agenciamiento capitalístico donde el internet y la virtualidad se presentan
como convenciones sobre lo que debe considerarse un nuevo escritor. Se trata de
un apoderamiento hipster que viene desde los Estados Unidos haciendo eco en las
subjetividades aún colonializadas y geopolitizadas. Entonces deberíamos hacer
varios ajustes. Reacomodar las direcciones de esos mismos movimientos y pensar
más en una “Lat Lit” en vez de “Alt Lit”: Alternative latin american. Proceder
con las mismas letras. Mi lista, en muchos sentidos, también persigue esta
idea.
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