No es por casualidad
que ambos estemos aquí
a punto de matarnos
por mandato de otro
ese otro
que al revelarlo hasta las vísceras
es el mismo
siempre
No es el destino el que dispone
a internarnos en nuestro último dolor
buscando empujarse
el uno al otro hacia el abismo
sin saber que ese abismo está aquí
alrededor de nosotros
Somos
seremos
hemos sido
la misma violencia
el mismo devenir de la putrefacción
Este es nuestro primer encuentro
eso hemos acordado
el otro ya vendrá después
cuando el aliento se nos apriete
entre las grietas de la sangre
y toda certeza desaparezca
toda esperanza sea innecesaria
ante la pronta reconciliación
con nuestra misma
muerte.
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