miércoles, 30 de septiembre de 2009

Autodiferencia y verdad en Alguna Sociedad Excitada




Por Jhonnatan Curiel

Por definición, el término Excitar (proveniente del latín Excitare) significa “estimular, provocar o activar algún sentimiento, pasión o movimiento”. Dicho concepto, además de revelar el efecto de acción contenido en la palabra misma por su atribución verbal, muestra la capacidad descriptiva acerca de los fenómenos corporales que han sido el origen de las creaciones artísticas a través de la historia, las sensaciones. Por lo tanto, la palabra Excitar, aunque su definición conceptual sólo alcance el nivel descriptivo y no una verdadera comprensión acerca de lo que en realidad Es, en y para el individuo, posee la característica de funcionar como una puerta de entrada (toda palabra es una puerta) que nos permite distinguir un dinamismo sensible intrínseco, donde la acción, esto es, el manifestarse, es el influjo que la palabra ejerce en la realidad.



El autor

Alguna Sociedad Excitada de Adrián Volt Sáenz, es una obra donde los constantes enfrentamientos, tanto de estructura como de contenido, le otorgan este dinamismo sensible propio de la excitación, pero al mismo tiempo, no únicamente se remite al efecto del actuar o señalar el momento del manifestarse como mero acontecimiento, sino que esta acción, es una acción reflexionada, introvertida y extrovertida, en un proceso donde la expresión poética es el recurso que Adrián utiliza para referirse a Alguna sociedad excitada.

Alguna sociedad, “su traducción demeritaría el fulgor de lo ambiguo” diría Gerardo Horacio Porcayo. El “algún” en este poemario, sirve como el elemento subjetivo que trastoca nuestra identificación con los poemas, es el vínculo entre nosotros y el contenido de verdad expresado. Por lo que la Verdad, como elemento vivo en cada texto, será el espejo donde el lector se mire y reconozca, al momento de que trate no reconocerse.

Para llegar a esta Verdad, Adrián utiliza diferentes herramientas que le permiten fijar un cauce de encuentros y desencuentros, contraposiciones dialécticas, facilitadas por el constante recurso del hipérbaton (como bien lo señalo Josue Peñaloza en la primera presentación del poemario), así como los signos de puntuación, en especial los paréntesis, los cuáles, por contener una reflexión dentro de otra reflexión, un paréntesis dentro de otro paréntesis, dotan a cada verso y cada título de una variabilidad significativa en incesante conflicto, los encuentros y desencuentros mencionados; sistema de contraposiciones que de manera paciente, bien lograda y desarrollada, el autor extiende y contrae, en una lucha recurrente donde la sustancia viva que abre la posibilidad para arribar a la Verdad es el germen de la negatividad misma, entendida ésta última como la capacidad intrínseca de todas las cosas para autodiferenciarse. Parafraseando al filósofo alemán Hegel, en su libro Fenomenología del Espíritu refiere que la negatividad contrapone en búsqueda de la verdad. El autor de Alguna Sociedad Excitada actúa como la propia negatividad hegeliana, contrapone y encuentra, sólo que al encontrar, siguiendo esta lógica negativa, también constituye perder otra cosa, cito: “al fin lo encontré. Concedido/ silbaba a la muerte. Pero en esa/ oscuridad altísima estaba/ Ausente, lejos, solo.”

Como ya se ha mencionado, una de las herramientas que Adrián utiliza en esta obra es el hipérbaton, figura literaria que consiste en trastocar o desordenar el orden sintáctico de la frase, y que le permite al autor proponer una expresividad distinta en cada verso, pero que al mismo tiempo define un sólido estilo poético, mantenido a lo largo de la obra y que debido a su naturaleza a primera vista pareciera estar enmarañado, pero el valor de este recurso expresivo radica en proponer un nuevo orden estructural en el oficio narrativo poético. Pareciera que en esta obra el camino para encontrar la esencialidad de cada poema, esto es, su verdad, se debe avanzar por una vereda de reflejos fractales que nos guían poco a poco, página tras página, en un sistema donde la poesía es el movimiento que alimenta y bifurca, pero que de manera sensible, encausa y nos vuelve parte del conflicto.

Otro elemento muy particular y recurrente en esta obra, es la utilización del paréntesis, utilizado por el autor para arribar a la verdad mediante la autodiferencia. Los paréntesis encierran cada título, como si fueran reflexiones aún contenidas. Pero también, dentro de cada título, de cada paréntesis, se encuentra otro paréntesis como el complemento del título, un pensamiento dentro de otro pensamiento. La contrariedad manifestada, el germen de la negatividad que vendría a representar además de la autodiferencia, el aspecto irónico y conflictivo que dinamiza el título y no lo vuelve sólo un nombre ornamentado arriba del poema sino un pensamiento vivo que da pie a la lectura y despliegue del contenido de verdad interiorizado por el lector.



Para concluir, Alguna sociedad excitada, es un poemario que nos llevará por nuestra realidad contemporánea, la vida cotidiana y sus contradicciones, las preocupaciones filosóficas y el desgaste de ellas, el consumismo de la sociedad actual y su banalidad creciente, entre muchas otras temáticas que sin duda lograrán la identificación sincera con los lectores. Esta es una obra digna de ser pacientemente leída y reflexionada, pues en la visión poética que nos presenta Adrián, de encuentros y desencuentros, habrá el momento donde una fijeza momentánea nos brindará la posibilidad de ver y sentir la ironía y contradicción de nuestra propia realidad, excitación efímera que gracias al trabajo poético de Adrián, por momentos será revelada de una manera plena.

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