Portada: Jasmine Watson (Nueva Zelanda)
Marzo fue
un mes de buenas noticias en varios sentidos, ya que ese mes con gusto recibí
la noticia de la publicación de mi poemario PRISMA por el proyecto 2.0.1.3. Editorial
en Ciudad de México.
Los proyectos
2.0.1.2. y 2.0.1.3. editorial son PLATAFORMAS ALIENÍGENAS de publicación, ya no
solo literarias sino también experimentando con otros lenguajes y formatos para
no solo hacer publicaciones convencionales sino libros con alma, tanto en el
contenido como en el soporte. Este proyecto lo coordina el poeta Yaxkin Melchy
en colaboración con Manuel de J. Jiménez, Daniela Rey Serrata, Andrés González,
entre otras amistades.
Desde 2012
a la fecha, han publicado numerosos títulos de autores jóvenes y con trayectoria,
y cada libro es único dentro del universo editorial mexicano.
En lo
personal, este proyecto independiente para mí es el mejor a nivel nacional y me
siento honrado y agradecido de formar parte de la familia de libros 2.0.1.2 y 2.0.1.3.
Para
conocer más acerca de este proyecto pulsa en la imagen:
Acá el
texto de presentación que acompaña al PRISMA:
En Prisma de Jhonnatan Curiel participamos de una entidad primigenia que se proyecta inconmensurable, una épica personalísima que abre comunicación con la naturaleza. Aunque no llega a ser una escritura hipergráfica, Prisma condensa episodios de una mitología en fuga y allí se encuentra el logro de la reescritura de la humanidad, donde la brecha entre historia y pre-historia se sublima con los relatos de un manuscrito colectivo. El lenguaje construye la voz o la voz construye al lenguaje para integrar así el primer lado del prisma: Babel. En la lengua, la humanidad habita, emigra y crea civilizaciones. Sin embargo, la caída de la lengua, como lo propone Curiel, no acaba con el ejercicio de deletrear emociones. Subsisten los libros indescifrables, las obras fantasmas que ya no son agenciadas por los códigos lingüísticos. Reales o no, resultan fabulosos estos pobladores que habitaron el continente inicial. Después, cuando el lector decida regresar a las hojas de este libro, sabrá que “Desde la altura se miraban los campos de Sennar, y las llanuras rojas de Dilmún otra vez”.
Manuel de J. Jiménez
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