jueves, 20 de octubre de 2016

Por una crítica sin atavismos de pureza: A propósito del proyecto Poemojis de Dante Tercero

Fuente: Dante Tercero, Facebook.

Durante 2015 y 2016 han circulado en redes sociales como Facebook y Twitter una serie de chistes, burlas y en menor medida críticas fundamentadas al proyecto Poemojis de Dante Tercero, el cual fue acreedor de la beca a Jóvenes Creadores del FONCA para el periodo 2015-2016 en Poesía.

En una entrevista realizada a inicios de 2016, Dante explicaba que los Poemojis “se distinguen por estar acompañados por elementos gráficos propios de la cultura de Internet llamados 'emojis'; pictogramas que son utilizados en conversaciones de texto a través de teléfonos inteligentes para precisar las expresiones y que aquí se insertan para acompañar al poema como si de un haiga japonés se tratara.” (Valeria Ríos, “Poemojis: poesía pictográfica del siglo XXI”, 2016).

Aunque la descripción del proyecto no es fácilmente accesible, para conocer el proyecto de Poemojis de Dante se puede acceder al sitio www.poemojis-fonca.tumblr.com

Imaginarios y disputas de sentido sobre la poesía en la actualidad

Este proyecto evaluado y aprobado por Efraín Bartolomé, José Homero, Luis Felipe Fabré y Mariano Morales, tal y como puede consultarse en el sitio web del FONCA a través en las actas de dictamen con los resultados para Poesía, ha generado polémica y debates respecto a la validez literaria o no de esta propuesta, donde los argumentos negativos han girado en torno a la poca seriedad, el facilismo o el absurdo de crear poemas a partir de elementos visuales como los emojis. Sin embargo, en la mayoría de las opiniones negativas o críticas a este proyecto (con sus justas excepciones) es posible identificar también un tono conservador, defensor de las formas clásicas o tradicionales de escribir/hacer poesía, centrando sus opiniones y argumentos en una disputa por lo que consideran “verdaderamente poético” o digno de ser llamado literatura con mayúscula, a pesar de la obviedad respecto a los sentidos heterogéneos que guarda lo poético y lo literario para cada persona.

Desde las redes sociales y la marea de opiniones generadas tanto por escritores, poetas, lectores y más miembros de la comunidad artística y cultural, en muchas ocasiones se promueve la censura y el rechazo a aquellas propuestas que escapan al canon o las formas tradicionales de lo poético. Esta actitud desecha proyectos como el de Poemojis sin conocer el bagaje o trabajo previo del poeta, cayendo de manera acrítica en prejuicios literarios, estéticos y filosóficos, sea por ignorancia, desinterés o franca pereza para situarse desde una posición de apertura hacia propuestas diversas que escapan a las comprensiones habituales en poesía.

Pareciera que ante otras alternativas de lo poético, poetas y escritores como en el caso mexicano, se anclen en nociones fijas, inamovibles e intolerantes, sacando a relucir comentarios articulados desde una noción de pureza imaginaria  que trata de medir con la vara de la métrica, el estilo o las formas clásicas, una expresión que dialoga con estos elementos pero no deposita su centralidad en ellos solamente.

Juventudes y lenguajes de nuevas tecnologías

Por otro lado, está también la cuestión de la comunicación en tiempos de redes sociales, y cómo particularmente desde la década de los noventas con la aparición de sistemas operativos como Windows se han constituido otros lenguajes y expresiones desde la informática basadas en iconos, hipervínculos y todo un conjunto de composiciones altamente complejas que articulan los nuevos medios y tecnologías de comunicación en relación con lo social.

Estos lenguajes han sido mayormente dominados y transformados por las generaciones más jóvenes que cuentan con acceso a Internet y también a dispositivos electrónicos, quienes mediante su rápida adaptabilidad y manejo, han permitido proponer formas de expresión que conjugan lo gráfico con lo visual al momento de comunicarse por mensajes o por las distintas plataformas que existen en Internet, haciendo de estos tipos de comunicación códigos aparentemente encriptados para un lector no familiarizado, pero cuyos sentidos son ampliamente compartidos y constituyen ricas formas de diálogo multimedia como antes no habían existido.

Si bien, desde la semiología clásica las formas de comunicación en Internet que utilizan jóvenes y no tan jóvenes no son consideradas un lenguaje propio, desde una lectura más antropológica sobre el lenguaje de nuevos medios en el presente, éstos sí constituyen un fenómeno social presente en nuestra vida cotidiana desde su amplitud comunicativa que recurre a las abreviaturas, uso de mayúsculas y minúsculas, faltas ortográficas intencionales y no intencionales, uso de emojis, memes, gifs, videos, entre otras formas de hacer un comentario, expresar un sentimiento, una crítica, una opinión, y en general, comunicarse. Dos referentes teóricos que han profundizado analíticamente los alcances y transformaciones socioculturales debido a la integración de la tecnología en la vida cotidiana y nuestras formas de comunicación son Lev Manovich con El Lenguaje de los nuevos medios [The Language of New Media (Cambridge, Mass.: MIT Press, 2001).]; y de modo más reciente, el libro del pensador francés Michel Serres, Pulgarcita [Fondo de Cultura Económica, 2013] cuyo título alude a la maestría con la que las y los jóvenes de hoy envían rápidos mensajes que brotan de sus pulgares en sus dispositivos electrónicos, particularmente teléfonos inteligentes, y cuyos desafíos como generación son radicalmente distintos a los de generaciones anteriores, entre estos retos está el de integrarse a formas de comunicación tradicionales mediadas por las nuevas tecnologías.

Es en este contexto de transformación de lenguajes debido a las nuevas tecnologías donde se inscribe de manera oportuna el proyecto Poemojis de Dante Tercero, que no puede ser aislado de las condiciones histórico-sociales en las que emerge, pero tampoco de las referencias estéticas y poéticas que lo acompañan, siendo una de ellas la influencia de la poesía breve japonesa, por ejemplo, tal y como Dante lo expresa en otro momento de la entrevista antes citada.

El libro . Una exploración poética previa

Por otro lado, además de la perspectiva comunicativa que ayuda a comprender la pertinencia de una propuesta como ésta, también se encuentra la exploración personal de Dante en el género de poesía a través de sus diferentes proyectos, lo que es posible ver desde su blog personal [patriciabinome.blogspot.com/].

Una de estas exploraciones previas es el libro de poesía titulado [corazón], publicado con el seudónimo de Patricia Binome en 2012 por la Colección Fuera de Serie del proyecto editorial Kodama Cartonera, del cual soy coeditor junto con Aurelio Meza. Desde su título, este libro invita a cuestionar el predominio de la grafía formal abriéndole paso a la imagen tipográfica. El corazón que figura en la portada en un principio desconcierta al no saber cómo enunciarlo por la ausencia de grafía, pero al ir conociendo el contenido del libro es cuando se haya su coherencia interna y su pertinencia integral como propuesta.

Y si bien, en es posible encontrar poemas que podrían identificarse siguiendo los estilos habituales para la escritura de poesía [métrica, uso de figuras retóricas, etc.], textos en los que se torna visible su formación poética y un estilo que en ocasiones transita de un lirismo lúgubre hacia tonos e intenciones que abrevan del haikú japonés y otras formas de la poesía breve, también en se pueden encontrar poemas construidos mediante collages de palabras, intervenciones visuales en los textos, así como poemas creados a partir de imágenes y recursos tipográficos. Por lo que el interés de Dante en proponer lenguajes atípicos o poco usuales para su expresión poética no es ni una ocurrencia ni nacen del facilismo expresivo, sino de exploraciones poéticas previas y también de una intención que desde mi punto de vista hace uso de la densidad sintética que albergan ciertas imágenes a fin de expresar enunciados poéticos que aportan otras cargas simbólicas. Para las personas interesadas, el libro está disponible para su lectura y descarga gratuita en el blog de Kodama Cartonera.

Diálogos y posibilidades con otras alternativas poéticas

Otra cuestión que me gustaría tratar además del aspecto comunicativo y las exploraciones poéticas previas de Dante, es cómo dialoga el proyecto de Poemojis con otras apuestas alternativas de poesía en México como la poesía visual que realiza desde hace décadas Raúl Renán, por ejemplo, o nuevas apuestas de poetas jóvenes como Jesús Urbina y, de modo más reciente, el fugaz pero lúcido aporte de Genkidama Ñu, así como las cartografías, mapas poéticos y uso de lenguaje informático de Yaxkin Melchy, entre otras propuestas que no se autoexcluyen de las formas habituales para la creación poética, pero se sitúan al margen de ellas para crear estilos propios y propuestas innovadoras.

Si bien, la aceptación de estos modos de hacer poesía no ha sido fácil, y menos en escenarios altamente tradicionalistas y conservadores como en el caso de México, lo importante es que están funcionando como catalizadores de nuevas expresiones poéticas, mostrando a las generaciones más jóvenes formas expresivas que antes hubieran sido inverosímiles de proponer, pero que gracias a su existencia están abonando el camino para que otras personas, particularmente jóvenes, sigan explorando y sintiéndose identificados con la poesía a partir de los recursos y herramientas que tienen a la mano.

Por mi parte no veo nada de malo en estas exploraciones, ni muchos menos considero que atente contra la poesía ni la imaginada pureza alrededor de ella, sino que más bien pareciera que estamos en un momento de perplejidad respecto a la rapidez con la que se transforman los modos de comunicación hoy, y la única y más básica respuesta a este fenómeno es rechazarlo categóricamente. No estamos obligados a hacer uso de estos lenguajes, pero tampoco tenemos ningún derecho a restringirlos porque no los entendemos ni les damos validez. Las nuevas tecnologías y sus lenguajes han llegado para quedarse, con todos los efectos comunicativos que esto implica. No hay atisbos de que vayan a desaparecer y más bien siguen modificando nuestros modos de relacionarnos. Por ello no es extraño que surjan propuestas como el proyecto de Poemojis de Dante Tercero, que si bien, pareciera no interpelar a los centinelas mexicanos de la verdadera poesía y literatura en el país, sí está tendiendo puentes hacia otras formas de expresión y comunicación usadas por jóvenes, tal y como lo hizo en su momento la poesía visual y otras alternativas poéticas.

Las redes sociales y la crítica literaria hoy en México

Para concluir aportaré unas ideas relacionadas a las maneras de hacer crítica literaria en la actualidad mexicana, la cual atraviesa por una crisis de legitimidad que se ha distinguido por su ambivalencia ética y política respecto a los juicios que formula y las posiciones que defiende en los espacios de debate. Dicha ambivalencia desde mi opinión radica en que hoy pareciera que los diálogos y discusiones más vivos sobre poesía o literatura en México se dan en las redes sociales como Twitter o Facebook,  o también en foros de comentarios; plataformas de comunicación donde lo informal de las opiniones validan, celebran y dejan entrever que el fácil recurso del prejuicio, el comentario soso, la burla, el insulto, la estupidez o el escarnio tienen igual y hasta más importancia que un comentario crítico o fundamentado desde intenciones no burlescas, insultantes o irónicas.

Poco a poco nos vamos acostumbrando a que las discusiones sobre literatura y poesía en México se den a través de memes, chistes, sarcasmos y demás recursos puestos a trabajar por opinólogos de ocasión o personas que, a pesar de su capacidad crítica, se entregan a la superficialidad discursiva o  ejercen la altivez de la negación para no contaminarse en debates mundanos. Lo anterior no tiene la intención de hacer un exhorto general para volver a las plataformas clásicas donde ocurrían los debates sobre literatura y poesía, siendo que esto es imposible. Lo que me parece importante destacar es que la ambivalencia ética y política de la crítica realizada desde estos espacios está dada por la informalidad en la que se expresan juicios y prejuicios de manera indistinta.

Por otro lado, qué seriedad crítica se puede esperar si los poetas y escritores con capacidad de hacerlo más bien son hábiles artífices del meme y el prejuicio disfrazado de chiste en un post en Facebook o en un Twitter. Como si no se supiera que a causa de las interminables burlas y bufonerías en las redes sociales se alimenta la intolerancia, el rechazo y la censura hacia lo distinto, lo inusual, lo otro. Sin embargo a pesar de los visibles efectos negativos, no se ha hecho una crítica más profunda de este fenómeno que trivializa lo más sensible, incluso la muerte, y que a casi tres décadas de haber revolucionado la comunicación en la vida cotidiana a causa de las nuevas tecnologías parece que apenas vamos empezando a conocer sus efectos.

Hay una deuda con la crítica literaria y poética en México. Una gran cantidad de obras están a la espera de ser revaloradas o en proceso de convertirse en aportes significativos, sin embargo muchas de ellas quedarán relegadas por insultos o chistes de escritores, poetas, lectores y demás personas que descargaron en ellas sus prejuicios para invisibilizarlos.

Presente y futuro de Los Poemojis: algunos alcances y limitaciones

Finalmente, ¿es criticable el proyecto Poemojis de Dante Tercero? Por supuesto que lo es, como lo puede ser cualquier otro proyecto becado por el FONCA o también desarrollado sin apoyos institucionales. Sin embargo la ambivalencia crítica también acontece en las opiniones negativas que circulan referente a este tema, ya que hay una línea muy tenue entre la crítica al proyecto y la crítica a las afirmaciones personales de Dante. ¿Qué es lo que se está criticando entonces, el proyecto o la persona? No es posible para mí ponerme de lado actitudes prepotentes, respuestas sarcásticas o presunciones de ningún tipo, sean del autor o cualquier voz crítica a este proyecto, lo que sí considero importante es aportar ciertas claves de lectura más contextualizadas y alejadas de esta ambivalencia general que no tiene certeza de lo que critica pero de todas formas lo hace.

Sea cual sea el caso, en las redes sociales donde prolifera la trivialidad y lo superficial se confunde sin importancia la pregunta entre proyecto y autor, a pesar de que la diferencia entre una y otra es radical. Lo paradójico de todo esto es que la mayoría de voces críticas al proyecto de Poemojis pidan “coherencia”, “profundidad”, o incluso  un esfuerzo por hacer “poesía de verdad”, pero que la exigencia esté hecha a través de burlas, sarcasmos, chistes, ironías e insultos. El propio juicio se anula por su cuenta.

En mi opinión considero que los Poemojis de Dante Tercero representan una propuesta adecuada y relevante en un momento donde la centralidad de gran parte de nuestra vida cotidiana gira en torno a las nuevas tecnologías. También, la interpelación hacia lectores más jóvenes es directa, ya que la composición de los Poemojis se nutre de expresiones de lenguaje usadas de manera amplia por quienes tienen acceso a dispositivos electrónicos.

Por otro lado mi crítica va más dirigida a que en algunos de ellos hay una literalidad plana entre palabra e imagen, anulando la polisemia intrínseca de los emojis según el contexto donde son articulados. Es decir, se piensa en lluvia y aparece un emoji de lluvia, se piensa en árbol y aparece un emoji de árbol. Desde luego no en todos los casos sucede esto, ya que hay algunos Poemojis donde no es posible hacer lecturas literales, invitando al propio lector a la interpretación visual y poética, y de desde este modo renovando el sentido y significado interno del Poemoji.


Además de otras líneas críticas de análisis, es importante destacar que esta propuesta continua creciendo como “proyecto”, es decir, sigue en proceso de construcción a pesar de ya contar con creaciones materializadas y físicas como el libro Poemojis, publicado en 2016 por Tiempo que resta Ediciones. Los Poemojis sin duda invitan a más experimentación y exploración con estos recursos y plataformas, incluso a creaciones de emojis propios para ampliar el repertorio de los ya existentes, por ejemplo. Sin embargo quedará en manos de Dante continuarlo desarrollando o no en el futuro. Mientras tanto, en estos momentos de ambivalencia crítica, avalancha de opiniones y reclamos de pureza, se torna crucial no opacar una alternativa poética de la que apenas se están conociendo sus alcances.

17 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con muchas cosas, pero hay algo en lo que difiero. Yo celebro que memes, tuits y videos (booktubers) estén siendo usados para ejercer la crítica literaria o poética (buena o mala, no lo sé, tratar de calificarla sería absurdo, como calificar un poema de "bueno" o "malo"). Así como proyectos similares a Poemojis siguen en construcción y se están abriendo paso de mano de la dinámica social y tecnológica, creo (espero) que en algunos años podremos tener críticos que hacen sus análisis (ojalá) por medio de memes o snaps de Snapchats o la app vanguardia del momento. La Biblioteca Pública de Springfield en Facebook me parece un buen comienzo, mejorable desde la perspectiva de una crítica "seria", sin duda, pero hay mucho trabajo detrás de cada publicación.

    Saludos.

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    1. Hola Hugo, estoy de acuerdo con tu comentario. Sin duda los modos "serios" de hacer crítica también se están transformando. Lo que me parece importante destacar es que ese tránsito del poema al poemoji y de la crítica al meme, gif, video, snapchat-crítico requiere ser propuesta críticamente también, es decir, mediante ensayos, reflexiones, debates, etc. por lo menos ahora que nos encontramos en el efecto bisagra que hace puente con las nuevas generaciones. Mientras no se piense críticamente los alcances de propuestas poéticas o literarias que abrevan de los nuevos medios para construirse, seguirán topándose con el tradicionalismo literario y poético en México que se rehúsa a dejar las formas clásicas o convencionales. Gracias por comentar. Saludos.

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  2. Me parece interesante el diálogo que se establece con lo poesía pictográfica. Independientemente de su posibilidad, la ruptura de los metarrelatos está AHÍ. Los discursos de la hipermodernidad están presentes. Muy buen artículo. Algo así nos pidieron hacer en la UACM cuando iba. Por mi parte yo abordo algo de esto en mi tesis de licenciatura de poesía joven mexicana que está en la facultad de letras de Morelia. Enhorabuena por los estudios de poesía mexicana

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    1. Hola, gracias por comentar, y si es posible contar con ensayos o artículos relacionados a tu tesis de licenciatura sería muy bueno leerlos. Saludos.

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  3. Jajaja. Utilizar "elementos gráficos propios de la cultura de Internet" antes que el lenguaje escrito me parece una estrategia mediocre. Es como si se publicara un libro con puros memes, y aún así, se le llamara "literatura" o "crítica literaria". Me parece una total vacilada. Lo que me parece criminal es que el FONCA otorge presupuesto para realizar proyectos como estos. Pero, bueno, ¿qué se puede esperar de uno de los programas más manoseados de la corrupta administración de Peña Nieto? :)

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    1. Hola Chritian, gracias por leer y por dejar tu opinión. Te invito a que argumentes de manera clara tu juicio de nombrar como "estrategia mediocre" esta propuesta y el por qué consideras que es una "total vacilada". Respecto al programa del FONCA, son muy discutibles sus iniciativas, pero por qué. Por último, respecto a tus afirmaciones, me gustaría leer un mayor esfuerzo de reflexión de tu parte que trascienda el comentario para comprender con más claridad lo que argumentas. Saludos.

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  4. Recordemos que la poesía como tal responde a niveles fónico-fonológico (algo de lo que carece este poemario y que es primordial en la poesía), morfo-sintáctico y léxico semántico. Si ésto no existe en este poemario, ¿se le puede llamar poesía? Poemojis no da para una lectura poética, da para una lectura tipo red social, una lectura de sentido inmediato, no incita a la reflexión, porque el lenguaje visual en este poemario no funciona como el lenguaje escrito aunque algunos se empeñen en creer que sí. No basta con darle crédito sólo porque usa elementos propios de nuestros tiempos.

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    1. Hola Moisés, considero que los niveles que mencionas están presentes en gran parte de propuestas poéticas, sin embargo la poesía, como expresión artística, no es posible sólo acotarla a estas dimensiones analíticas. En mi opinión no hay "deber ser" formal para la poesía, considerarla de este modo deja de lado expresiones como la poesía visual, por ejemplo, entre muchas otras apuestas, como la de los Poemojis, que está entrando en territorios poco explorados para la creación poética. Otra cuestión que percibo en tu comentario es la valoración negativa que haces entre lectura poética y "lectura tipo red social" ¿A qué te refieres con esto? ¿Que es menos compleja? ¿En qué sentido? Ayudaría que fueras más claro en este punto para comprender mejor tu crítica. Finalmente, creo que sin quererlo, al final de tu comentario donde mencionas que "el lenguaje visual en este poemario no funciona como el lenguaje escrito", además de considerar este proyecto como poemario, también das una pista de análisis interesante sobre su novedad, ¿Cómo funciona el lenguaje visual entonces en los Poemojis? Saludos y gracias por leer y comentar.

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  5. Antes me disculpo por la extensión del comentario, pero si quiero aclarar lo que me cuestionas. Claro que si la intención es complejizar el poemario, como al parecer se intenta hacer en el artículo, se logrará. Lo puedes hacer diciendo que no debemos atenernos a los parámetros comunes de la poesía, que la poesía es toda expresión libre o que proviene de una tradición poética. Pero hay que hacer una separación crítica: ¿existe lo literario en el poemoji? Esa es la pregunta, ¿en qué reside lo literario de este tipo de poesía? ¿En ir contra la tradición, en usar soportes poco comunes? Eso no es suficiente para considerar un trabajo como literario, de ahí mi comentario de hacer la valoración en los tres niveles de significación, algo que en el poemoji es imposible. ¿Si un poema no tiene ritmo, musicalidad, noción sonora, se puede considerar poema? Recordemos que una de las habilidades que se reconocen a un poeta es eso, que encuentra la música del lenguaje y a través de ella nos expresa el mundo.
    En la actualidad literaria se da mucho por intentar complejizar la obra por reflexiones extraliterarias. Se habla de redes sociales, de iconos, pero muy poco sobre la obra misma. En tu artículo intentas establecer el trabajo de Dante dentro de la tradición de la poesía visual, pero yo te pregunto, ¿realmente cabe en esta tradición si su lenguaje principal no es el escrito, el signo lingüístico? Decir que el poemoji “entra en territorios poco explorados” no lo inscribe en el terreno de la poesía, lo siento, no es por ser muy ortodoxo, pero si se considera el poemoji como poesía, entonces el collage también entraría en esa definición, porque es igual, un conjunto de imágenes y palabras con un acomodo especial que intentan comunicar un mensaje específico, porque eso es el poemoji, un collage. Ya que se intente darle una interpretación poética es otra cosa. Sinceramente toda está justificación que se intenta hacer dentro de la tradición literaria de la que supuestamente viene el poemario, yo no me la creo. El soporte del caligrama sigue siendo el lenguaje y el contenido visual es un complemento. En el poemoji el soporte sustancial es el visual, no el lenguaje. Y me refiero al lenguaje como forma física, como soporte. En el poemoji se presenta esa distinción entre signo lingüístico e ícono, ¿Si la herramienta de la literatura es el signo lingüístico y la del poemoji el ícono, van en la misma tradición? El ícono establece una semejanza con su referente, el signo lingüístico no.
    Con la lectura tipo red social me refiero a la inmediatez con que se pierde el contenido del poemoji. Reitero, si se añaden a la reflexión comentarios que intentan complejizar a partir de la libertad de las formas entonces dónde queda la valoración crítica si se huye por vertientes donde la forma se justifica por nociones extraliterarias. Claro que estas nociones son necesarias para una comprensión cabal de la literatura, pero no se puede valorar la calidad de la obra sólo por ellas, como parece que haces en el artículo. Lo que mencionas en tu artículo sobre la crisis de legitimidad que atraviesa la crítica es justamente por eso, porque ya nadie acepta la tradición, el parámetro crítico, se ha dado en abogar por la libertad donde prácticamente todo cabe.

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    1. Para mí no hay duda que existen elementos literarios en el Poemoji. Hacerse esa pregunta lleva implícito seguir jerarquizando imaginarios de la literatura y lo que se considera como literario. No hay tal cosa, el escrito parte desde ahí, hay una disputa por los sentidos de lo literario y lo poético que impide el desarrollo de expresiones ajenas a las formas tradicionales. No estoy denostando la tradición, lo que trato de decir es que esa tradición imaginaria necesita leer con otros ojos lo que apenas se está gestando en poesía, una expresión de tantas que existen, y de la cual ni siquiera se conocen sus alcances.

      Se puede estudiar analíticamente diferentes expresiones poéticas, pero no es del análisis donde dichas expresiones se renuevan y hacen que surjan otras menos formales y más diversas, tal y como sucede con Los poemojis. Nos guste o no lenguajes como éstos llegaron para quedarse, son ampliamente usados, principalmente por jóvenes. Su socialización y su manejo como códigos compartidos supera los miles de millones de usuarios, al igual que el uso de diferentes idiomas, ¿es tan extraño pensar que surjan propuestas en poesía que hagan uso de estos elementos? ¿en serio creemos que los lenguajes con los que creamos literatura o poesía son inamovibles y siempre seguirán siendo los mismos? Claro que no.

      Por ejemplo, y para recuperar algo de tu pregunta, uno de los elementos literarios del Poemoji, tal y como te encargas de nombrarlo, es el collage entre la grafía y el símbolo. No hay necesidad de complejizar lo que se presenta como obvio. Lo verdaderamente complejo para mí es entender que a estas alturas se sigan tratando de usar los criterios de siempre para dar validez a una expresión poética que no puede ser entendida desde esos mismos criterios.

      Y por supuesto que es criticable, como proyecto inacabado, como exploración previa, como algo que está todavía en desarrollo. Pero intentar deslegitimarla por considerarla poco poética es donde me pregunto qué se está pensando como literatura y como poesía hoy, y si todavía nos sirve para pensar en proyectos de este tipo.

      En mi caso, no considero a la poesía ni acaba, ni quieta, ni encauzada en absolutamente nada. Difiero en que la poesía o el poeta sólo se distinga por la musicalidad del lenguaje, o que quiera siempre expresar el mundo, estos imaginarios para mí son preconcepciones arraigadas, que por supuesto tienen algo de verdad, pero seguirlas usando como argumento de validación para distinguir entre lo que es o no literario es insostenible. Intentar entender en una particular noción de lo literario y lo poético proyectos como el de Los Poemojis no permite hacer una crítica al margen de ciertos prejuicios. Y lo nombro como tal porque una pregunta previa importante a si ¿hay algo literario en el poemoji? es ¿qué es para mí la literatura y la poesía? Y en un mundo tan heterogéneo y cambiante como es el de la poesía, encontrar una respuesta a eso es un desafío que cada quien explora según su gusto y su diversidad de expresiones, sean éstas poesía visual, caligramas, collages, intervenciones, cut-ups, improvisaciones, cantos, perfomance, lecturas, etc., etc., etc.

      Por otro lado, me llama la atención como a ciertas interrogantes que das, más adelante escribes pistas de sus respuestas, y aunque no estoy de acuerdo con seguir pensando a Los Poemojis en términos tan formales, sería muy interesante leer cómo son analizados desde los niveles que mencionas, sería algo que leería. Creo que no se trata de complejizar o recurrir a cosas extraliterarias para dar validez a tal o cuál obra, sino más bien ver cómo dialogan y generan efectos en lo complejo y en lo extraliterario, tal y como sucede con los poemojis que nos tienen aquí escribiendo comentarios. Puede no gustar a muchos como proyecto, pero como camino de expresión poética ya dejó su huella, haber ¿quién la sigue? ¿a dónde lleva? ¿en qué continuará?

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  6. Estoy completamente de acuerdo que los parámetros deben cambiar. Nuevas formas de expresión nuevas formas de análisis, así nos ha enseñado la historia de la literatura. Mi intención no es deslegitimizar el poemario, sino cuestionarlo, por eso al final de cada reflexión cierro con una pregunta más que con una afirmación. Por otro lado me sigue pareciendo que rehúyes un poco hacia la misma reflexión que nombras “imaginario literarios”. No jerarquizo, pongo sobre la mesa lo que el poemario deberá vencer de la tradición si se quiere establecer como forma literaria, aunque se abogue por nuevas formas de análisis las viejas seguirán acosando. No podemos dejar de lado la reflexión de la tradición porque el poema no corresponde a ella. Veremos con el tiempo si el poemario resiste a un análisis exhaustivo como sucede con los buenos poemas.
    Por otro lado claro que el uso de emoticones ya está establecido y por supuesto que no me sorprende que se use en la poesía, el poeta contemporáneo le entra a la miscelánea, esa es la única verdad de la poesía contemporánea. Y mi última pregunta, ¿de verdad es un elemento literario esa expresión grafía-collage?

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    1. Hola Moisés, la intención en mi respuesta no es rehuir las dudas que propones sino tratar de situarme en otro lugar de reflexión para pensar obras como Los poemojis. Creo que seguir debatiendo si cumple o no con criterios literarios es caer en una lógica binaria que constriñe más que dar apertura. Me parece que el término que utilizas para nombrar las formas tradicionales de análisis es muy adecuado, es acoso, en esto estoy de acuerdo contigo. Y para mí no está tan claro si proyectos como Los Poemojis deberán vencer dichas formas tradicionales para ser validados como obras poéticas, ¿quizá sí o no, no estoy seguro de la finalidad que tenga Dante con este proyecto? Si no me equivoco pronto publicará un ensayo sobre el proyecto y las reacciones que ha generado. Creo que los juicios categóricos que haces al final de tu comentario dejan entrever lo ortodoxo de ciertas opiniones que consideras ya dadas, como eso de la miscelánea como la única verdad de la poesía contemporánea. Repecto a tu última pregunta, por supuesto que es un elemento literario la expresión de grafía-símbolo como collage, sin embargo creo que esta pregunta adquirirá más densidad y sentido para ti si la respondes desde tu propio lugar de enunciación.

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    2. ¿Cuál sería ese lugar de reflexión desde el cual se debería ver este tipo de manifestación considerada poesía? Eso lo que no me queda claro.

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    3. Desde un lugar que no sólo considere a lo literario ni lo poético como algo fijo ni dado, siempre categorizable y susceptible de ser acosado por las fórmulas de análisis tradicionales, sino que más bien estas nociones de lo literario y lo poético estén mucho más entramadas a la heterogeneidad de sus manifestaciones y expresiones, sin intentarlas condicionar desde argumentaciones ortodoxas o que caigan en el prejuicio de un "deber ser" imaginario.

      Insisto en lo de "imaginario" porque parece que no ha quedado claro que la noción que tienes de lo literario o lo poético es muy distinta a la mía, a la de Dante con los Poemojis, y en general a todas las personas que conoces que escriben. Lo que tu nombras y subvaloras como extraliterario, para mí son los efectos que una obra genera, no están por fuera de ella, son sus relaciones prácticas, los vínculos y tensiones que generan.

      Desde hace tiempo no me interesa seguir hablando exclusivamente de "lo literario", me parece acotada esta discusión cuando sólo se enfoca en eso. Por eso en el ensayo que escribí está dispuesto en diferentes niveles de reflexión.

      Considero que si sigues viendo con los mismos ojos analíticos obras que necesitan otras miradas para ser pensadas vas a seguir encontrando lo mismo de siempre.

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  7. Como veo que todos se hacen muchas bolas y tanto detractores como promotores no lanzan argumentos adecuados, propongo la máxima prueba de la invalidez de los poemojis, y se los diré en un lenguaje que puedan entender: [dospuntosuve] :v

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  8. Hola, Jhonnatan. Me gustó tu artículo sobre los Poemojis y quiero que recomiendes alguna fuente donde pueda entender cómo la poesía visual, como los poemojis, tienen valor literario o cómo deberían leerse. Al ver los poemojis vino a mi caeza esa pregunta y a falta de información, me gustaría aprender un poco de manera teórica sobre poesía visual. Saludos.

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