martes, 6 de diciembre de 2011

OCUPEMOS EL MUNDO: AMANECER ANTE NOSOTROS


Como tocar una guitarra, o acariciar una flor, o bailar enloquecidos hasta el amanecer. Como despertar cantando, con una sonrisa en los labios, al saber que te diriges otra vez a la vida, al darte cuenta que el mundo está hecho para ti, no contra ti.

Como tararear las primeras palabras mientras avanza la mañana, y tomas un café con canela desde tu ventana, el mundo es una pregunta y respuesta constante, tienes certeza de tu existencia mucho antes que los nervios y la mente, mucho antes de que la puedas pensar, la llevas dentro de ti, como una llamarada a veces cálida, otras veces quemante, el fuego nunca permanece de la misma manera; así llevas el calor, también el frío, y cada resplandor va forjando tus días, herrería espiritual, somos lo que creamos, la transformación la llevamos encarnada, y todavía hay quienes se rehúsan a cambiar, todavía hay quienes defienden el sistema actual de las cosas, contrahumanos, humanos a medias, humanos materializados, humanos objetivizados por una cruel administración, humanos devaluados por dinero, inteligencias fracturadas, corazones contraídos, siempre a la defensa, el dolor ha sido mucho y se rehúsan a sentir, se imponen la moral del entumecimiento, ética de angustia;  muy a pesar de este daño, la llamarada vital no se extingue, su calor continua, aunque su fulgor se reduzca a una chispa sigue ardiendo, y solo a veces logramos sentir su total calidez, en lo más sencillo de lo que experimentamos, en aquello que nos provoca un efímero arrobo y nos levanta, nos hace volar, hasta regresarnos al lugar donde partimos, el fuego sigue danzando, es el fuego ritual de la última noche del espíritu, es el fuego de la aurora que nace ante nosotros. 

Como ser capaces de no ansiar la felicidad ni evitar la tristeza, porque ambas son las manos con las que trabaja la vida. Como decidir lo que quieres, ir en busca de ello, dar forma a tus deseos, modular tus pasiones, atreverse a vivir, a equivocarse, pero también atreverse a triunfar, saber que la victoria no es nada si no se conoce el fracaso, saber que es en el territorio de la guerra donde nacerá  el gran árbol de la paz.

Como no claudicar, no formar parte del juego, como no traicionar ni traicionarte, no dar tu vida a los pantanos, sí respirar, sí tomar las manos de alguien y sentir su calor, también su frío, sí arrojarse a los sueños, sí perseguir hasta alcanzar aquello que consideres digno, sí abandonarlo cuando lo consideres así,  sí abrazar, sí besar, sí sonreír, sí bailar, sí carcajearte mientras se elevan los pájaros de tu dicha, sí tomar rumbos erróneos, sí aprender de ellos, sí perdonarse, sí transformarse como las gotas que se vuelven ríos, sí replegarse como el mar antes de arrojar sus olas, sí provocar un estruendo, sí retumbar, sí reunirnos para exigir el rumbo que queremos, sí organizarnos, sí aventurarse al diálogo, sí vernos a los ojos, sí pactar premisas lejos de estrechas ideologías, sí continuar, sí crear, sí someter a crítica, sí sembrar, sí crecer, sí lograr lo que anhelamos, un anhelo hecho tantos anhelos, una aspiración hecha de tantas aspiraciones, voluntades reunidas en una sola: cambio, sí lograremos un mundo distinto, sí lograremos que unos cuantos no asesinen el futuro de la mayoría, sí emergerá la causa que nos una, el espíritu del cambio se está sacudiendo, algo emerge desde la ceniza, su llama se levanta entre lo oscuro,  sí seremos victoriosos, sí celebraremos en las plazas, habrá una gran fiesta de fiestas, lo sabemos porque  en nuestra rebeldía, en nuestra negativa de simulación,  en la justa exigencia de que la vida mejore, en este gran reclamo que se escucha para que no predomine el horror, no se imponga la angustia como yugo sobre las personas, sabemos que ya está viva la semilla de la victoria en nosotros, y sí la alcanzaremos porque ya la hemos comenzado, crece como una raíz, somos el eco de su fuerza, una resonancia en movimiento que no se puede detener, ni el dinero ni el miedo vencerán la llamarada de la vida, su fuego jamás se extinguirá, aún cuando su última llama esté a punto de extinguirse, será la destello preciso que abrirá el amanecer.

2 comentarios:

  1. COMPA SOY HUMBERTO DE OCCUPY SAN DIEGO YA TE LO DIJE PERSONALMENTE Y TE LO VUELVO A REPETIR ME ENCANTA TU LO QUE ESCRIBISTE.

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  2. Te lo agradezco Humberto, me da gusto que haya sido de tu agrado, ánimo y que tengas un año excelente

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