Luego del violento desalojo a los manifestantes del movimiento Ocupemos Tijuana el pasado 18 de Octubre, que incluyó el robo de computadoras y cámaras fotográficas por parte de autoridades municipales, ministeriales y estatales, se ha decidido volver a ocupar el camellón frente a zona río el próximo 4 de diciembre de 2011. ¿Decisión arriesgada? Quizá, sobre todo teniendo en cuenta los actos de represión en contra de manifestantes alrededor del mundo, o el caso particular de nuestro país, donde l@s indignad@s de Ciudad Juárez fueron arrestados, torturados y amenazados por elementos de Seguridad Pública, sentando un precedente más de violaciones a derechos humanos y garantías constitucionales que permiten la manifestación pacífica en espacios públicos, sin por ello ser motivo de arresto, y mucho menos de tortura.
Sin duda el panorama de esta nueva ocupación en Tijuana se ve complicado ya que el gobierno del municipio ha demostrado a través de sus actos estar al servicio primero de los intereses empresariales y luego de la ciudadanía. Sus acciones represivas demuestran que no hay una disposición al diálogo sino más bien usar la fuerza y la intimidación para acallar los reclamos. Exigencias legítimas que han resonado en gran número de ciudades de Europa y el continente americano, y cuyo principal origen son los malos manejos financieros, manipulados tanto por gobiernos como la iniciativa privada, siempre buscando favorecer a unos cuántos en detrimento de la mayoría.
¿Qué pasa cuando un gobierno decide darle la espalda a quien dice representar, y se pone al servicio de la lógica financiera empresarial, cuyo objetivo es mercantilizar todos los aspectos de las relaciones sociales, no para asegurar un bienestar, sino para segmentar a las personas a partir de su adquisición económica, provocar conflicto, y en el camino asegurarse el mayor beneficio posible?
¿Qué pasa cuando un gobierno toma la actitud de una gran empresa arbitraria, eliminando los focos de descontento por la fuerza e imponiendo una visión simuladora y funcionalista de la realidad, en aras de mantener el escaparate de la “buena imagen”.?
¿Qué pasa cuando un gobierno asume de manera pública un rol proteccionista utilizando la falacia de la “seguridad” mientras que en lo oscurito reprime, roba y fabrica mentiras que son repetidas por periodistas chayoteros y líderes de la cúpula empresarial que no conciben la idea de perder unos centavos.?
Lo que pasa con un gobierno de este tipo es que ha cedido por completo a una lógica de intereses donde no entra otra dirección que no sea la de su cúpula; el gobierno adquiere las características de una transnacional más, un gran Mcdonalds político donde burócratas de distintos colores ofrecen la misma receta de la ruina. No hay democracia, hay una versión comercial y elitista de la democracia, una plutocracia revestida de todo un aparato ideológico que la recubre. Pero la cuestión no es este intento de engaño que trata de mantenerse a pesar de volverse evidente en el descontento social, sino que a estas alturas se ven más grietas que máscaras y aún hay quien mantiene el grosero hábito de la esperanza en que las cosas quizá sí son como las “autoridades” dicen. Nuestra experiencia ha dejado en claro que las empresas como los gobiernos son aparatos de sujeción social que se complementan el uno al otro, donde hay dinero se impone la fuerza, “cueste lo que cueste”. Somos testigos de cómo se usan argumentos políticamente correctos para “suavizar” la represión, pero el transfondo se mantiene igual, la obsesión por el control y flujo del capital financiero, afectándolo todo, enfermándolo todo. Muchos se preguntan por qué se eligió acampar en el camellón frente a Zona Río y no en el palacio municipal, la razón es obvia aunque se simule lo contrario, las decisiones ya no las toma ni el presidente, ni los regidores, ni los achichincles burocráticos, son solo medios consecuentes para concretizar lo ya establecido; las verdaderas decisiones que afectan a la mayoría se toman desde las cúpulas financieras, reprodúzcase este efecto a nivel nacional y mundial.
Es importante tener claro que el dinero no se irá pronto, desde hace siglos vivimos insertos en esta dinámica y está arraigada a nuestra forma de pensamiento y actuar, no es factible erradicarlo de un día para otro pero sí es posible redimensionar su valor. Cómo se hace esto, estableciendo diferencias básicas entre el capital financiero y el capital humano. Implícitamente se ha remarcado esta diferencia en los últimos seis años, principalmente por la muerte de tantas personas, aunado a la corrupción e impunidad que asola todo el país. Pero así como se ha devaluado el valor de vida por las indignas condiciones que prevalecen en la mayoría, de la misma manera se ha ido construyendo un capital humano a través de redes ciudadanas, organizaciones no gubernamentales o simplemente grupos de personas que han sido afectadas por esta problemática y deciden reunirse para formar un frente, brindarse apoyo, generar propuestas y alternativas para salir de la desgracia. Son grupos de personas que confluyen bajo el sentido común de la unidad, hacer oír sus exigencias, no solo manifestándose, sino involucrándose activamente en la participación ciudadana para lograr efectos políticos a su favor. Faltan todavía muchas acciones que fortalezcan este capital humano, no hay un manual para llevarlo a cabo pues depende esencialmente en la voluntad de cada persona. Pero lo cierto es que a través de este capital humano se está construyendo una nueva valía, una verdadera conciencia del valor de la vida, al tiempo que se reconocen los efectos nocivos que ha generado el dinero y su torcida lógica encarnada en las relaciones sociales, ya ni hablar de las burocráticas.
Varios personas conocidas me han recordado sobre los riesgos de volver a la ocupación en el camellón en zona río el próximo 4 de diciembre. Uno de los manifestantes que arrestaron me dijo que él no quería volver a caer en la cárcel, que no quería estarle dando su dinero a esos ladrones. Tiene razón, nadie quiere regalar el poco dinero que tiene a autoridades corruptas, nadie quiere solventar económicamente su propia represión, es muy válida esta postura, pero a estas alturas todo acto de manifestación conlleva un riesgo, y más con autoridades ignorantes que pasan por encima de la constitución mexicana a la primera señal de descontento que ven. Utilizan el recurso del dinero como amenaza de intimidación, como una efectiva herramienta para que te sometas a sus designios. Conozco los riesgos y también lo que son capaces de hacer, ya lo vimos en Ciudad Juárez, pero a pesar de tanta adversidad decido hacer una inversión de mi capital humano, pues no hay lógica financiera que censure lo que quiero decir a través de mis actos. El dinerojamás alcanzará a superar el valor del capital humano que poseemos.
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