Escribo esta carta con la certidumbre de lo que se avecina. Hay una precipitación de nervios que se avista por doquier. Las condiciones son grotescas y difíciles. Hoy vemos cómo la rapacidad de unos cuántos afecta a la mayoría, y cómo toda esta enfermedad económica desemboca en un cáncer cultural que somete la voluntad de tantos; apatía por doquier, las propias personas celebrando su yugo, migajas de felicidad, la preocupación ha secuestrado la vida, la ha dividido en miedo y angustia totales. Son estas indignas condiciones humanas de existencia las que aplastan al espíritu, son estos los motivos de mi indignación.
En esta época la noción de tiempo es un verdugo, bajo su lógica siempre es una carrera contra el tiempo: queda muy poco tiempo para pensar en ti, para pensar en otros, queda muy poco tiempo y hay que aprovecharse, recuerda “time is money”; queda muy poco tiempo para que te levantes a trabajar, queda muy poco tiempo para que te paguen, queda muy poco tiempo para que se acabe el poco dinero, queda muy poco tiempo para saldar tantas deudas, queda muy poco tiempo para conseguir más dinero, queda muy poco tiempo para ayudar al de al lado, te puede ganar, te puede arrebatar lo que crees que te pertenece más, por derecho egoísta, porque tu le hiciste más caso al sistema, te integraste a él como en un zapato demasiado estrecho, ocupaste tu lugar en la galera social, por eso rema hasta el cansancio, rema y jamás te levantes porque te amenaza un látigo moral, te cuesta la muerte si te atrevas a acercarte al timón; queda muy poco tiempo para saciar lo que quieres, tienes una inflación de deseos, dale gracias a tu familia, la escuela y la religión por inculcártelo; queda muy poco tiempo para satisfacer tantos huecos, por eso todo lo que haces es únicamente para ti, “que se chinguen los otros”; queda muy poco tiempo, búrlate de quien puedas, gánale incluso en las emociones, “se lo merece”, “eso le pasa por pendejo”; queda muy poco tiempo, humilla y humíllate, dale de beber a esa criatura que llamas ego; queda muy poco tiempo, “caga el palo” deslúmbralos con tu cinismo, lo único que sabes hacer bien, lo único en lo que eres impecable y hasta generas una simpatía de mascota; queda muy poco tiempo, más simulación por favor, el tiempo corre tan rápido que nadie puede detenerse a ver nada, pídeles que pongan más escaparates, más chismes, más “noticieros”, más espectáculos, más adornos sobre el paisaje terrible, no se vayan a creer la “mala imagen de la ciudad”, eso no vende, eso no hace sonreír a los inversionistas; queda muy poco tiempo, engáñate y engaña, celebra la frivolidad de esa “Tijuana innovadora”, no existen problemas si no los puedes ver, no existen problemas si te mantienes en el idilio comercial, la simulación funcionalista; queda muy poco tiempo, ignora el territorio, pero no es el territorio de afuera, sino el territorio de adentro, la tierra de tu carne, tus siembras y cosechas, tus frutos ¿Cuáles son tus frutos? ¿Qué siembras ahora para que germine después?
Escribo esta carta y sé que hay personas fatigadas de tanta atrocidad, aprendiendo a sobrellevar las grietas de la manera que pueden. Pero la impunidad es la consigna exportada al mundo, otra más es el horror, la corrupción, la mediocre rapacidad de “servidores públicos”, los valores retrógradas que criminalizan a la mujer, a la juventud, a los niños que tanto se pregonó defender y ahora son miles de huérfanos, amputados de por vida, a la deriva en un país que devora su futuro y vomita su presente. Este es el “México lindo y querido” de hoy ante el mundo, pero no así para tantos gobernantes y empresarios que insisten en levantar esa muralla invisible de la “buena imagen”. Tal es la magnitud de su delirio colectivo.
Escribo esta carta y sé también de las personas que aún se atreven a hacer posibles otras condiciones de vida, buscando alternativas y si no existen creándolas, a pesar de las dificultades que esto representa, a pesar de los asesinos y las autoridades corruptas, a pesar de todo, siguen luchando, haciendo un ejemplo de existencia con su rebeldía, su desafío ante lo considerado monstruoso e inamovible. Todavía hay quienes alzan la voz en un acto de dignidad con más valía que cualquier discurso demagogo. Aún hay quienes creen en algo que vale la pena defender, vale la pena arriesgarse por ello, pero cuántas penas se han quedado en el camino sin lograr ver los frutos por lo que tanto lucharon, ¿acaso esto es un fracaso? Desde luego que no, porque gracias a su ejemplo de voluntad sentaron un precedente más de la dignidad humana. Su dignidad queda intacta a pesar de la propaganda y la perversa manipulación mediática, porque jamás se traicionaron, jamás olvidaron que la base de su anhelo era el amor, jamás dejaron de transformarse, y si cometieron errores, todos lo hacemos, pero vale más la reivindicación honesta de las acciones, que los vanos intentos por ocultar las fallas. La verdad como la flor siempre crece, incluso en los panteones.
He conocido, conozco y seguiré conociendo a personas excepcionales, muchas de ellas ni siquiera saben que lo son, pasan por ahí, los veo cuando camino por la calle, yendo a la escuela, son niños, jóvenes, adultos, ancianos, parecieran tan ajenos a ti y sin embargo tan próximos, su camino es preciso que se cruce con el tuyo, que ponga en duda tus convenientes certezas, y te haga preguntarte sobre los ideales que alguna vez tuviste y abandonaste, por considerarlos imposibles, porque te dijeron que eso no servía de nada y lo creíste, fue más sencillo creerlo, aún cuando una parte de ti decía lo contrario, cediste y ahora piensas que no hay vuelta atrás, tienes que cuidar tus pertenencias, tu estatus, tu posición en la galera social, que aún estando acolchonada y perfumada, sigue siendo una galera de esclavos, vivimos la sofisticación de la esclavitud en todo su esplendor, sigues remando hacia la dirección que te dicen, y tu no sabes esa dirección, prefieres no saberlo, que lo hagan otros, los “pobres ilusos”, así los has llamado para burlarte de ellos, te burlas y cuando te cansas vuelves a tu rutina, vuelves a tus competencias donde “tienes que ser el mejor”, vuelves a tus comentarios ociosos para vanagloriarte, “se los dije”, “lo sabía”, “si hubieran hecho”, “si hubieran dicho”, tus pronósticos de oráculo caen en hueco sobre vacío, nada, repites lo mismo que mantiene al sistema, te conviene, siempre es una ventaja estar al lado de quien ostenta el poder, te sientes seguro estando ahí. Pero ¿en verdad estás seguro?
Escribo esta carta y tengo la certeza de que aún hay personas con el espíritu encendido de vida, contagiando a otros, haciéndoles recobrar el aliento olvidado, la fuerza secuestrada, el necesario valor para crear, la valentía de transformarse y transformar su entorno, a pesar de que te digan que no, aún cuando te exijan que dejes las cosas como están, todo sistema busca perpetuarse. Sin duda es más sencilla la vida de esta manera, alejando la mirada, tus ojos, pequeñas mentiras piadosas multiplicadas por millones. Pero hoy es difícil voltearte porque a donde veas están las marcas de la ruina, por eso diriges la mirada hacia ti, el único refugio que te queda ¿Qué harás cuando se acabe? ¿Qué harás cuando lo invadan y tengas que mirar hacia afuera? ¿Verás al otro para reconocerte a ti?
Escribo esto y sé que hay tantas personas brillantes, pero su brillo no es por inteligencia, sino por su capacidad de amar. Hay tantas personas exigiendo Justicia, tantas personas clamando Libertad, tantas luchando por una Igualdad de condiciones, tantas voces unidas en la premisa de la Dignidad Humana, y sin embargo siendo ignoradas por la indiferencia financiera, siendo aplastadas por la fuerza gubernamental. Los poderes “representativos” reprimiendo a quien dicen representar. El mundo de cabeza desde hace décadas por un sistema económico en agonía, funcionando como un cadáver artificial mantenido por quien ostenta el dinero.
Tantos problemas son abrumadores, la magnitud de ellos rebasa la capacidad de acción de las personas, es necesario poderosos movimientos populares, sí, pero también instituciones, organizaciones, agrupaciones de todo tipo, y lo más importante de todo, generar consignas de cohesión, construir ideales generalizados, sin duda es una labor que lleva tiempo, pero la voluntad en aquellas personas excepcionales no claudica y no claudicará, porque muy dentro de ellos saben que en lo poco que puedan ayudar están contribuyendo al cambio ¿acaso tú sabes esto? y si lo sabes ¿de qué manera lo estás llevando a cabo? “Hacer es la mejor manera de decir”, no solo quedarte en el discurso, tan cómodo y superficial, tan incompleto. La teoría no es nada sin la práctica, si eres de los que dices mucho y nada haces, dale las gracias a la cultura que has absorbido, a tus compañeros de clase, de trabajo, a tus vecinos, pero sobre todo, date gracias a ti, abrázate si puedes, celébrate porque lograste construir un castillo lo suficientemente fantasioso como para rechazar toda acción que no esté a la altura de tus expectativas. Si tienes muchas ideas que consideras valiosas, no basta con solo pregonarlas sino saberlas aplicar, buscar el modo de concretar aquello en lo que crees. Qué lindas e inútiles son las ideas en su dimensión discursiva. Por eso si tienes una propuesta lidérala tú, ponte al frente de ella, haz todo lo que tengas en tus manos para realizarla, se trabaja con lo que se tiene no con lo que se quiere. No esperes circunstancias ideales, ya están frente a ti, esto es lo que hay. Si tus afanes oportunistas anhelan mejores condiciones para involucrarte, así se pasarán tus años, se pasará tu vida y la de tu familia y seres queridos, esperando, siempre esperando lo que jamás llegará, “la esperanza sin voluntad es esperanza podrida”.
Escribo esto y no es posible evitar sentir rabia y frustración, pero no hay porqué dejar que estos sentimientos dominen, sentirlos es natural, despotricar en contra de quien hace tanto daño es una especie de liberación, pero no basta con revolver tu coraje hasta volverlo odio, la saturación de negatividad te carcome. Ten presente que lo que hagas hoy repercutirá mañana, y esto no lo tomes como un cliché más, asúmelo como una verdad que siempre se cumple con el tiempo. Las grandes transformaciones se dan en los momentos menos esperados, bajo las condiciones más difíciles, y sin embargo suceden. Pon tu corazón e inteligencia en todo lo que hagas, crear solo para ti está bien, pero desafíate a crear algo en beneficio de tus semejantes. Nunca perderás tu individualidad, pero también jamás te encontrarás solo, hay otras individualidades como la tuya, no les pidas que piensen como tú, es imposible, da tu opinión y escucha, aprehende de ellas lo que pueda nutrirte, coincidirás con algunas y con otras no, al aceptar este conflicto como base es el inicio de nuevas relaciones sociales, es desde ahí donde se están incubando los grandes cambios, apenas vemos sus primeras señales, por eso a las cúpulas de poder no conviene que las personas se reúnan, además de que no se pueden beneficiar de las manifestaciones, no quieren un espacio donde fluyan las ideas sino más bien que se separen y peleen entre sí, harán todo lo posible porque no afectes sus intereses económicos. Por eso toma conciencia del valor que posee cada palabra y cada acto que haces, si estás dispuesto comparte un mensaje de cambio, la transformación sí es posible y en este momento está sucediendo. El cambio primero comienza contigo, es cierto, pero no es suficiente saberlo sino creerlo, al creerlo tú lo creerá otra persona, luego un grupo, luego la sociedad, luego tu país, así hasta alcanzar el planeta entero. Es digno creer un mundo nuevo, pero aún más digno es atreverse a crearlo.
JC