Fuente: Dante Tercero, Facebook.
Durante 2015 y
2016 han circulado en redes sociales como Facebook y Twitter una serie de
chistes, burlas y en menor medida críticas fundamentadas al proyecto Poemojis
de Dante Tercero, el cual fue acreedor de la beca a Jóvenes Creadores del FONCA
para el periodo 2015-2016 en Poesía.
En una
entrevista realizada a inicios de 2016, Dante explicaba que los Poemojis “se
distinguen por estar acompañados por elementos gráficos propios de la cultura
de Internet llamados 'emojis'; pictogramas que son utilizados en conversaciones
de texto a través de teléfonos inteligentes para precisar las expresiones y que
aquí se insertan para acompañar al poema como si de un haiga japonés se tratara.” (Valeria Ríos, “Poemojis: poesía
pictográfica del siglo XXI”, 2016).
Aunque la
descripción del proyecto no es fácilmente accesible, para conocer el proyecto
de Poemojis de Dante se puede acceder al sitio www.poemojis-fonca.tumblr.com
Imaginarios y disputas de sentido sobre la
poesía en la actualidad
Este proyecto
evaluado y aprobado por Efraín Bartolomé, José Homero, Luis Felipe Fabré y
Mariano Morales, tal y como puede consultarse en el sitio web del FONCA a
través en las actas de dictamen con los resultados para Poesía, ha generado
polémica y debates respecto a la validez literaria o no de esta propuesta,
donde los argumentos negativos han girado en torno a la poca seriedad, el
facilismo o el absurdo de crear poemas a partir de elementos visuales como los
emojis. Sin embargo, en la mayoría de las opiniones negativas o críticas a este
proyecto (con sus justas excepciones) es posible identificar también un tono
conservador, defensor de las formas clásicas o tradicionales de escribir/hacer
poesía, centrando sus opiniones y argumentos en una disputa por lo que
consideran “verdaderamente poético” o digno de ser llamado literatura con
mayúscula, a pesar de la obviedad respecto a los sentidos heterogéneos que
guarda lo poético y lo literario para cada persona.
Desde las redes
sociales y la marea de opiniones generadas tanto por escritores, poetas,
lectores y más miembros de la comunidad artística y cultural, en muchas
ocasiones se promueve la censura y el rechazo a aquellas propuestas que escapan
al canon o las formas tradicionales de lo poético. Esta actitud desecha
proyectos como el de Poemojis sin conocer el bagaje o trabajo previo del poeta,
cayendo de manera acrítica en prejuicios literarios, estéticos y filosóficos,
sea por ignorancia, desinterés o franca pereza para situarse desde una posición
de apertura hacia propuestas diversas que escapan a las comprensiones
habituales en poesía.
Pareciera que
ante otras alternativas de lo poético, poetas y escritores como en el caso
mexicano, se anclen en nociones fijas, inamovibles e intolerantes, sacando a
relucir comentarios articulados desde una noción de pureza imaginaria que trata de medir con la vara de la métrica,
el estilo o las formas clásicas, una expresión que dialoga con estos elementos
pero no deposita su centralidad en ellos solamente.
Juventudes y lenguajes de nuevas
tecnologías
Por otro lado,
está también la cuestión de la comunicación en tiempos de redes sociales, y
cómo particularmente desde la década de los noventas con la aparición de
sistemas operativos como Windows se han constituido otros lenguajes y
expresiones desde la informática basadas en iconos, hipervínculos y todo un
conjunto de composiciones altamente complejas que articulan los nuevos medios y
tecnologías de comunicación en relación con lo social.
Estos lenguajes
han sido mayormente dominados y transformados por las generaciones más jóvenes
que cuentan con acceso a Internet y también a dispositivos electrónicos,
quienes mediante su rápida adaptabilidad y manejo, han permitido proponer
formas de expresión que conjugan lo gráfico con lo visual al momento de
comunicarse por mensajes o por las distintas plataformas que existen en
Internet, haciendo de estos tipos de comunicación códigos aparentemente
encriptados para un lector no familiarizado, pero cuyos sentidos son
ampliamente compartidos y constituyen ricas formas de diálogo multimedia como
antes no habían existido.
Si bien, desde
la semiología clásica las formas de comunicación en Internet que utilizan jóvenes
y no tan jóvenes no son consideradas un lenguaje propio, desde una lectura más
antropológica sobre el lenguaje de nuevos medios en el presente, éstos sí
constituyen un fenómeno social presente en nuestra vida cotidiana desde su
amplitud comunicativa que recurre a las abreviaturas, uso de mayúsculas y
minúsculas, faltas ortográficas intencionales y no intencionales, uso de
emojis, memes, gifs, videos, entre otras formas de hacer un comentario,
expresar un sentimiento, una crítica, una opinión, y en general, comunicarse.
Dos referentes teóricos que han profundizado analíticamente los alcances y
transformaciones socioculturales debido a la integración de la tecnología en la
vida cotidiana y nuestras formas de comunicación son Lev Manovich con El Lenguaje de los nuevos medios [The
Language of New Media (Cambridge, Mass.: MIT Press, 2001).]; y de modo más
reciente, el libro del pensador francés Michel Serres, Pulgarcita [Fondo de Cultura Económica, 2013] cuyo título alude a
la maestría con la que las y los jóvenes de hoy envían rápidos mensajes que
brotan de sus pulgares en sus dispositivos electrónicos, particularmente
teléfonos inteligentes, y cuyos desafíos como generación son radicalmente
distintos a los de generaciones anteriores, entre estos retos está el de
integrarse a formas de comunicación tradicionales mediadas por las nuevas
tecnologías.
Es en este
contexto de transformación de lenguajes debido a las nuevas tecnologías donde
se inscribe de manera oportuna el proyecto Poemojis de Dante Tercero, que no
puede ser aislado de las condiciones histórico-sociales en las que emerge, pero
tampoco de las referencias estéticas y poéticas que lo acompañan, siendo una de
ellas la influencia de la poesía breve japonesa, por ejemplo, tal y como Dante
lo expresa en otro momento de la entrevista antes citada.
El libro ❤. Una
exploración poética previa
Por otro lado,
además de la perspectiva comunicativa que ayuda a comprender la pertinencia de
una propuesta como ésta, también se encuentra la exploración personal de Dante
en el género de poesía a través de sus diferentes proyectos, lo que es posible
ver desde su blog personal [patriciabinome.blogspot.com/].
Una de estas
exploraciones previas es el libro de poesía titulado ❤[corazón],
publicado con el seudónimo de Patricia Binome en 2012 por la Colección Fuera de
Serie del proyecto editorial Kodama Cartonera, del cual soy coeditor junto con
Aurelio Meza. Desde su título, este libro invita a cuestionar el predominio de
la grafía formal abriéndole paso a la imagen tipográfica. El corazón que figura
en la portada en un principio desconcierta al no saber cómo enunciarlo por la
ausencia de grafía, pero al ir conociendo el contenido del libro es cuando se
haya su coherencia interna y su pertinencia integral como propuesta.
Y si bien, en ❤
es posible encontrar poemas que podrían identificarse siguiendo los estilos
habituales para la escritura de poesía [métrica, uso de figuras retóricas,
etc.], textos en los que se torna visible su formación poética y un estilo que
en ocasiones transita de un lirismo lúgubre hacia tonos e intenciones que
abrevan del haikú japonés y otras formas de la poesía breve, también en ❤
se pueden encontrar poemas construidos mediante collages de palabras, intervenciones
visuales en los textos, así como poemas creados a partir de imágenes y recursos
tipográficos. Por lo que el interés de Dante en proponer lenguajes atípicos o
poco usuales para su expresión poética no es ni una ocurrencia ni nacen del
facilismo expresivo, sino de exploraciones poéticas previas y también de una
intención que desde mi punto de vista hace uso de la densidad sintética que
albergan ciertas imágenes a fin de expresar enunciados poéticos que aportan
otras cargas simbólicas. Para las personas interesadas, el libro ❤
está disponible para su lectura y descarga gratuita en el blog de Kodama
Cartonera.
Diálogos y posibilidades con otras
alternativas poéticas
Otra cuestión
que me gustaría tratar además del aspecto comunicativo y las exploraciones
poéticas previas de Dante, es cómo dialoga el proyecto de Poemojis con otras
apuestas alternativas de poesía en México como la poesía visual que realiza
desde hace décadas Raúl Renán, por ejemplo, o nuevas apuestas de poetas jóvenes
como Jesús Urbina y, de modo más reciente, el fugaz pero lúcido aporte de
Genkidama Ñu, así como las cartografías, mapas poéticos y uso de lenguaje
informático de Yaxkin Melchy, entre otras propuestas que no se autoexcluyen de
las formas habituales para la creación poética, pero se sitúan al margen de
ellas para crear estilos propios y propuestas innovadoras.
Si bien, la
aceptación de estos modos de hacer poesía no ha sido fácil, y menos en
escenarios altamente tradicionalistas y conservadores como en el caso de
México, lo importante es que están funcionando como catalizadores de nuevas
expresiones poéticas, mostrando a las generaciones más jóvenes formas
expresivas que antes hubieran sido inverosímiles de proponer, pero que gracias
a su existencia están abonando el camino para que otras personas,
particularmente jóvenes, sigan explorando y sintiéndose identificados con la poesía
a partir de los recursos y herramientas que tienen a la mano.
Por mi parte no
veo nada de malo en estas exploraciones, ni muchos menos considero que atente
contra la poesía ni la imaginada pureza alrededor de ella, sino que más bien
pareciera que estamos en un momento de perplejidad respecto a la rapidez con la
que se transforman los modos de comunicación hoy, y la única y más básica
respuesta a este fenómeno es rechazarlo categóricamente. No estamos obligados a
hacer uso de estos lenguajes, pero tampoco tenemos ningún derecho a
restringirlos porque no los entendemos ni les damos validez. Las nuevas
tecnologías y sus lenguajes han llegado para quedarse, con todos los efectos
comunicativos que esto implica. No hay atisbos de que vayan a desaparecer y más
bien siguen modificando nuestros modos de relacionarnos. Por ello no es extraño
que surjan propuestas como el proyecto de Poemojis de Dante Tercero, que si
bien, pareciera no interpelar a los centinelas mexicanos de la verdadera poesía
y literatura en el país, sí está tendiendo puentes hacia otras formas de
expresión y comunicación usadas por jóvenes, tal y como lo hizo en su momento
la poesía visual y otras alternativas poéticas.
Las redes sociales y la crítica literaria
hoy en México
Para concluir
aportaré unas ideas relacionadas a las maneras de hacer crítica literaria en la
actualidad mexicana, la cual atraviesa por una crisis de legitimidad que se ha
distinguido por su ambivalencia ética y política respecto a los juicios que
formula y las posiciones que defiende en los espacios de debate. Dicha
ambivalencia desde mi opinión radica en que hoy pareciera que los diálogos y
discusiones más vivos sobre poesía o literatura en México se dan en las redes
sociales como Twitter o Facebook, o
también en foros de comentarios; plataformas de comunicación donde lo informal
de las opiniones validan, celebran y dejan entrever que el fácil recurso del
prejuicio, el comentario soso, la burla, el insulto, la estupidez o el escarnio
tienen igual y hasta más importancia que un comentario crítico o fundamentado
desde intenciones no burlescas, insultantes o irónicas.
Poco a poco nos
vamos acostumbrando a que las discusiones sobre literatura y poesía en México
se den a través de memes, chistes, sarcasmos y demás recursos puestos a
trabajar por opinólogos de ocasión o personas que, a pesar de su capacidad
crítica, se entregan a la superficialidad discursiva o ejercen la altivez de la negación para no
contaminarse en debates mundanos. Lo anterior no tiene la intención de hacer un
exhorto general para volver a las plataformas clásicas donde ocurrían los
debates sobre literatura y poesía, siendo que esto es imposible. Lo que me
parece importante destacar es que la ambivalencia ética y política de la
crítica realizada desde estos espacios está dada por la informalidad en la que
se expresan juicios y prejuicios de manera indistinta.
Por otro lado, qué
seriedad crítica se puede esperar si los poetas y escritores con capacidad de
hacerlo más bien son hábiles artífices del meme y el prejuicio disfrazado de
chiste en un post en Facebook o en un Twitter. Como si no se supiera que a
causa de las interminables burlas y bufonerías en las redes sociales se
alimenta la intolerancia, el rechazo y la censura hacia lo distinto, lo
inusual, lo otro. Sin embargo a pesar de los visibles efectos negativos, no se
ha hecho una crítica más profunda de este fenómeno que trivializa lo más
sensible, incluso la muerte, y que a casi tres décadas de haber revolucionado
la comunicación en la vida cotidiana a causa de las nuevas tecnologías parece
que apenas vamos empezando a conocer sus efectos.
Hay una deuda
con la crítica literaria y poética en México. Una gran cantidad de obras están
a la espera de ser revaloradas o en proceso de convertirse en aportes
significativos, sin embargo muchas de ellas quedarán relegadas por insultos o
chistes de escritores, poetas, lectores y demás personas que descargaron en
ellas sus prejuicios para invisibilizarlos.
Presente y futuro de Los Poemojis: algunos
alcances y limitaciones
Finalmente, ¿es
criticable el proyecto Poemojis de Dante Tercero? Por supuesto que lo es, como
lo puede ser cualquier otro proyecto becado por el FONCA o también desarrollado
sin apoyos institucionales. Sin embargo la ambivalencia crítica también
acontece en las opiniones negativas que circulan referente a este tema, ya que
hay una línea muy tenue entre la crítica al proyecto y la crítica a las
afirmaciones personales de Dante. ¿Qué es lo que se está criticando entonces,
el proyecto o la persona? No es posible para mí ponerme de lado actitudes
prepotentes, respuestas sarcásticas o presunciones de ningún tipo, sean del
autor o cualquier voz crítica a este proyecto, lo que sí considero importante
es aportar ciertas claves de lectura más contextualizadas y alejadas de esta
ambivalencia general que no tiene certeza de lo que critica pero de todas
formas lo hace.
Sea cual sea el
caso, en las redes sociales donde prolifera la trivialidad y lo superficial se
confunde sin importancia la pregunta entre proyecto y autor, a pesar de que la
diferencia entre una y otra es radical. Lo paradójico de todo esto es que la
mayoría de voces críticas al proyecto de Poemojis pidan “coherencia”,
“profundidad”, o incluso un esfuerzo por
hacer “poesía de verdad”, pero que la exigencia esté hecha a través de burlas,
sarcasmos, chistes, ironías e insultos. El propio juicio se anula por su
cuenta.
En mi opinión
considero que los Poemojis de Dante Tercero representan una propuesta adecuada
y relevante en un momento donde la centralidad de gran parte de nuestra vida
cotidiana gira en torno a las nuevas tecnologías. También, la interpelación
hacia lectores más jóvenes es directa, ya que la composición de los Poemojis se
nutre de expresiones de lenguaje usadas de manera amplia por quienes tienen
acceso a dispositivos electrónicos.
Por otro lado mi
crítica va más dirigida a que en algunos de ellos hay una literalidad plana
entre palabra e imagen, anulando la polisemia intrínseca de los emojis según el
contexto donde son articulados. Es decir, se piensa en lluvia y aparece un
emoji de lluvia, se piensa en árbol y aparece un emoji de árbol. Desde luego no
en todos los casos sucede esto, ya que hay algunos Poemojis donde no es posible
hacer lecturas literales, invitando al propio lector a la interpretación visual
y poética, y de desde este modo renovando el sentido y significado interno del
Poemoji.
Además de otras
líneas críticas de análisis, es importante destacar que esta propuesta continua
creciendo como “proyecto”, es decir, sigue en proceso de construcción a pesar
de ya contar con creaciones materializadas y físicas como el libro Poemojis, publicado en 2016 por Tiempo
que resta Ediciones. Los Poemojis sin duda invitan a más experimentación y
exploración con estos recursos y plataformas, incluso a creaciones de emojis
propios para ampliar el repertorio de los ya existentes, por ejemplo. Sin
embargo quedará en manos de Dante continuarlo desarrollando o no en el futuro.
Mientras tanto, en estos momentos de ambivalencia crítica, avalancha de
opiniones y reclamos de pureza, se torna crucial no opacar una alternativa
poética de la que apenas se están conociendo sus alcances.