martes, 31 de enero de 2017

Trump, el muro y la política del rechazo

Foto: Francisco Mata Rosas

El muro existe desde los noventas con Clinton, se revitalizó en la primera década del siglo XXI con Bush, se llenó de drones y estrategias mortíferas con Obama, y ahora Trump viene con el cuento de que lo van a construir. Su megalomanía no le permite entender que es un continuador en esta política del rechazo.

Aunque las tensiones se remontan a los Tratados de Guadalupe-Hidalgo en 1848 donde se delimitó la actual frontera y México cedía más de la mitad de su territorio a Estados Unidos (California, Nevada, Utah, Nuevo México y Texas, y extensiones de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma), las primeras décadas del siglo XX fueron de división, rechazo y ocupación neocolonial para localidades del norte mexicano que terminaron por transformar la frontera. En Tijuana La Horrible (2011), Humberto Félix Berumen documenta cómo para el caso de esta ciudad, inversionistas estadounidenses asociados a mafias de gánsteres, junto la industria de Hollywood, la prensa estadounidense y las representaciones visuales en fotos, postales y literatura jugaron un papel crucial en la construcción de un imaginario pernicioso sobre esta frontera, que finalmente llegó a capitalizar la imagen de México a inicios del siglo XX como un país violento, vicioso e ignorante que debía ser contenido física y culturalmente con un límite fronterizo, he aquí un antecedente de la política del rechazo en contra de México.

Posteriormente, en las décadas de los treintas y cuarentas, se da otro momento de disputa cultural por el racismo y la discriminación hacia mexicanos en EU, que dio origen al movimiento de resistencia chicana en la unión americana, momento documentado por el antropólogo José Manuel Valenzuela Arce en el libro Nosotros. Arte cultura e identidad en la frontera norte (2012), donde narra la persecución hacia mexicanos por grupos nacionalistas, las deportaciones masivas, así como la creciente violencia en EU hacia la cultura mexicana.

Aunque el enfoque de seguridad fronteriza llega en la década de los 60s, no es hasta finales de los 80s e inicios de los 90s cuando el gobierno estadounidense endurece sus políticas migratorias y estrategias de persecución y captura contra migrantes. En 1994, bajo el periodo de Clinton, inicia el “Operativo Guardián” y otros operativos en la frontera sur de EU, ordenando la construcción de una valla de seguridad para impedir la migración. Algunos de los materiales utilizados para erigirlo fueron láminas traídas de la guerra del golfo pérsico, que con el paso del tiempo se convirtieron en una muralla corroída que se mantiene en la actualidad. Expresando simbólicamente cómo esta primera muralla también es una expresión de las marcas que ha dejado la guerra.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 trajeron un nuevo enfoque de seguridad en el periodo de Bush. Después de este suceso en 2005 se aprueba la construcción de una segunda muralla de más de 2000 kilómetros de extensión, mejor fortificada y dotada con lámparas de alta intensidad, cámaras infrarrojas, sensores de movimiento, vehículos todo-terreno y helicópteros armados. Posteriormente, durante el periodo de Obama (2009-2017), la administración que más ha deportado personas en la historia de EU, se hacen ampliaciones y mejoras a la construcción del muro, se moviliza a la Guardia Nacional, se utilizan drones y se disparan los abusos por parte de la Patrulla Fronteriza, responsable de asesinar a menores en tránsito, migrantes bajo su custodia y de usar estrategias de tortura y persecución que no buscaban capturar sino hacer que migrantes tomaran rutas riesgosas o se perdieran en el desierto.

La (re)construcción del muro no es algo nuevo para la frontera norte de México. Hay más de 3180 kilómetros desde Playas de Tijuana en Baja California hasta Playa Bagdad en Tamaulipas, y existen zonas donde puede haber hasta tres barreras de contención, mientras otras son poco protegidas por las condiciones topográficas. La amenaza de Trump de erigir “La Gran Muralla” no es algo nuevo, sino una continuación de esta política del rechazo, y por más seguridad, equipamiento y altura que tenga su muro siempre habrá maneras superarlo, al menos ocho décadas de migración así lo atestiguan. Tal y como lo expresó Janeth Napolitano, funcionaria de seguridad fronteriza en el periodo de Obama respecto a la inefectividad del muro frente al impulso de la migración, “enséñame un muro de 15 metros, que traeré una escalera de 16 metros”.

En Tijuana llevamos décadas viendo y viviendo las transformaciones del muro, atestiguando los abusos, doliéndonos por los asesinatos y desapariciones a manos de la patrulla fronteriza o grupos nacionalistas. De las más de 6600 muertes desde el inicio del Operativo Gatekeeper en 1994 hasta los millones de deportados que se expulsaron en el periodo de Obama, las cicatrices de esta división geopolítica están presentes en el territorio.


Aunque no le parezca al nuevo presidente de EU, ni la nueva muralla, ni su renovada vigilancia impedirá los cúmulos de expresiones afectivas (familiares, de amistad y amorosas) que se tejen en esta frontera tan grande y compleja.  A pesar de su discurso de odio y su apología del racismo, esperemos que estos hechos sean la semilla de una unidad sin precedentes. Porque la tierra no le pertenece, y porque no hay muro que no pueda ser colapsado por las escaleras de nuestros afectos ni por los túneles de nuestras pasiones.

Originalmente publicado en http://nofm-radio.com/2017/01/trump-el-muro-y-la-politica-del-rechazo/

jueves, 20 de octubre de 2016

Por una crítica sin atavismos de pureza: A propósito del proyecto Poemojis de Dante Tercero

Fuente: Dante Tercero, Facebook.

Durante 2015 y 2016 han circulado en redes sociales como Facebook y Twitter una serie de chistes, burlas y en menor medida críticas fundamentadas al proyecto Poemojis de Dante Tercero, el cual fue acreedor de la beca a Jóvenes Creadores del FONCA para el periodo 2015-2016 en Poesía.

En una entrevista realizada a inicios de 2016, Dante explicaba que los Poemojis “se distinguen por estar acompañados por elementos gráficos propios de la cultura de Internet llamados 'emojis'; pictogramas que son utilizados en conversaciones de texto a través de teléfonos inteligentes para precisar las expresiones y que aquí se insertan para acompañar al poema como si de un haiga japonés se tratara.” (Valeria Ríos, “Poemojis: poesía pictográfica del siglo XXI”, 2016).

Aunque la descripción del proyecto no es fácilmente accesible, para conocer el proyecto de Poemojis de Dante se puede acceder al sitio www.poemojis-fonca.tumblr.com

Imaginarios y disputas de sentido sobre la poesía en la actualidad

Este proyecto evaluado y aprobado por Efraín Bartolomé, José Homero, Luis Felipe Fabré y Mariano Morales, tal y como puede consultarse en el sitio web del FONCA a través en las actas de dictamen con los resultados para Poesía, ha generado polémica y debates respecto a la validez literaria o no de esta propuesta, donde los argumentos negativos han girado en torno a la poca seriedad, el facilismo o el absurdo de crear poemas a partir de elementos visuales como los emojis. Sin embargo, en la mayoría de las opiniones negativas o críticas a este proyecto (con sus justas excepciones) es posible identificar también un tono conservador, defensor de las formas clásicas o tradicionales de escribir/hacer poesía, centrando sus opiniones y argumentos en una disputa por lo que consideran “verdaderamente poético” o digno de ser llamado literatura con mayúscula, a pesar de la obviedad respecto a los sentidos heterogéneos que guarda lo poético y lo literario para cada persona.

Desde las redes sociales y la marea de opiniones generadas tanto por escritores, poetas, lectores y más miembros de la comunidad artística y cultural, en muchas ocasiones se promueve la censura y el rechazo a aquellas propuestas que escapan al canon o las formas tradicionales de lo poético. Esta actitud desecha proyectos como el de Poemojis sin conocer el bagaje o trabajo previo del poeta, cayendo de manera acrítica en prejuicios literarios, estéticos y filosóficos, sea por ignorancia, desinterés o franca pereza para situarse desde una posición de apertura hacia propuestas diversas que escapan a las comprensiones habituales en poesía.

Pareciera que ante otras alternativas de lo poético, poetas y escritores como en el caso mexicano, se anclen en nociones fijas, inamovibles e intolerantes, sacando a relucir comentarios articulados desde una noción de pureza imaginaria  que trata de medir con la vara de la métrica, el estilo o las formas clásicas, una expresión que dialoga con estos elementos pero no deposita su centralidad en ellos solamente.

Juventudes y lenguajes de nuevas tecnologías

Por otro lado, está también la cuestión de la comunicación en tiempos de redes sociales, y cómo particularmente desde la década de los noventas con la aparición de sistemas operativos como Windows se han constituido otros lenguajes y expresiones desde la informática basadas en iconos, hipervínculos y todo un conjunto de composiciones altamente complejas que articulan los nuevos medios y tecnologías de comunicación en relación con lo social.

Estos lenguajes han sido mayormente dominados y transformados por las generaciones más jóvenes que cuentan con acceso a Internet y también a dispositivos electrónicos, quienes mediante su rápida adaptabilidad y manejo, han permitido proponer formas de expresión que conjugan lo gráfico con lo visual al momento de comunicarse por mensajes o por las distintas plataformas que existen en Internet, haciendo de estos tipos de comunicación códigos aparentemente encriptados para un lector no familiarizado, pero cuyos sentidos son ampliamente compartidos y constituyen ricas formas de diálogo multimedia como antes no habían existido.

Si bien, desde la semiología clásica las formas de comunicación en Internet que utilizan jóvenes y no tan jóvenes no son consideradas un lenguaje propio, desde una lectura más antropológica sobre el lenguaje de nuevos medios en el presente, éstos sí constituyen un fenómeno social presente en nuestra vida cotidiana desde su amplitud comunicativa que recurre a las abreviaturas, uso de mayúsculas y minúsculas, faltas ortográficas intencionales y no intencionales, uso de emojis, memes, gifs, videos, entre otras formas de hacer un comentario, expresar un sentimiento, una crítica, una opinión, y en general, comunicarse. Dos referentes teóricos que han profundizado analíticamente los alcances y transformaciones socioculturales debido a la integración de la tecnología en la vida cotidiana y nuestras formas de comunicación son Lev Manovich con El Lenguaje de los nuevos medios [The Language of New Media (Cambridge, Mass.: MIT Press, 2001).]; y de modo más reciente, el libro del pensador francés Michel Serres, Pulgarcita [Fondo de Cultura Económica, 2013] cuyo título alude a la maestría con la que las y los jóvenes de hoy envían rápidos mensajes que brotan de sus pulgares en sus dispositivos electrónicos, particularmente teléfonos inteligentes, y cuyos desafíos como generación son radicalmente distintos a los de generaciones anteriores, entre estos retos está el de integrarse a formas de comunicación tradicionales mediadas por las nuevas tecnologías.

Es en este contexto de transformación de lenguajes debido a las nuevas tecnologías donde se inscribe de manera oportuna el proyecto Poemojis de Dante Tercero, que no puede ser aislado de las condiciones histórico-sociales en las que emerge, pero tampoco de las referencias estéticas y poéticas que lo acompañan, siendo una de ellas la influencia de la poesía breve japonesa, por ejemplo, tal y como Dante lo expresa en otro momento de la entrevista antes citada.

El libro . Una exploración poética previa

Por otro lado, además de la perspectiva comunicativa que ayuda a comprender la pertinencia de una propuesta como ésta, también se encuentra la exploración personal de Dante en el género de poesía a través de sus diferentes proyectos, lo que es posible ver desde su blog personal [patriciabinome.blogspot.com/].

Una de estas exploraciones previas es el libro de poesía titulado [corazón], publicado con el seudónimo de Patricia Binome en 2012 por la Colección Fuera de Serie del proyecto editorial Kodama Cartonera, del cual soy coeditor junto con Aurelio Meza. Desde su título, este libro invita a cuestionar el predominio de la grafía formal abriéndole paso a la imagen tipográfica. El corazón que figura en la portada en un principio desconcierta al no saber cómo enunciarlo por la ausencia de grafía, pero al ir conociendo el contenido del libro es cuando se haya su coherencia interna y su pertinencia integral como propuesta.

Y si bien, en es posible encontrar poemas que podrían identificarse siguiendo los estilos habituales para la escritura de poesía [métrica, uso de figuras retóricas, etc.], textos en los que se torna visible su formación poética y un estilo que en ocasiones transita de un lirismo lúgubre hacia tonos e intenciones que abrevan del haikú japonés y otras formas de la poesía breve, también en se pueden encontrar poemas construidos mediante collages de palabras, intervenciones visuales en los textos, así como poemas creados a partir de imágenes y recursos tipográficos. Por lo que el interés de Dante en proponer lenguajes atípicos o poco usuales para su expresión poética no es ni una ocurrencia ni nacen del facilismo expresivo, sino de exploraciones poéticas previas y también de una intención que desde mi punto de vista hace uso de la densidad sintética que albergan ciertas imágenes a fin de expresar enunciados poéticos que aportan otras cargas simbólicas. Para las personas interesadas, el libro está disponible para su lectura y descarga gratuita en el blog de Kodama Cartonera.

Diálogos y posibilidades con otras alternativas poéticas

Otra cuestión que me gustaría tratar además del aspecto comunicativo y las exploraciones poéticas previas de Dante, es cómo dialoga el proyecto de Poemojis con otras apuestas alternativas de poesía en México como la poesía visual que realiza desde hace décadas Raúl Renán, por ejemplo, o nuevas apuestas de poetas jóvenes como Jesús Urbina y, de modo más reciente, el fugaz pero lúcido aporte de Genkidama Ñu, así como las cartografías, mapas poéticos y uso de lenguaje informático de Yaxkin Melchy, entre otras propuestas que no se autoexcluyen de las formas habituales para la creación poética, pero se sitúan al margen de ellas para crear estilos propios y propuestas innovadoras.

Si bien, la aceptación de estos modos de hacer poesía no ha sido fácil, y menos en escenarios altamente tradicionalistas y conservadores como en el caso de México, lo importante es que están funcionando como catalizadores de nuevas expresiones poéticas, mostrando a las generaciones más jóvenes formas expresivas que antes hubieran sido inverosímiles de proponer, pero que gracias a su existencia están abonando el camino para que otras personas, particularmente jóvenes, sigan explorando y sintiéndose identificados con la poesía a partir de los recursos y herramientas que tienen a la mano.

Por mi parte no veo nada de malo en estas exploraciones, ni muchos menos considero que atente contra la poesía ni la imaginada pureza alrededor de ella, sino que más bien pareciera que estamos en un momento de perplejidad respecto a la rapidez con la que se transforman los modos de comunicación hoy, y la única y más básica respuesta a este fenómeno es rechazarlo categóricamente. No estamos obligados a hacer uso de estos lenguajes, pero tampoco tenemos ningún derecho a restringirlos porque no los entendemos ni les damos validez. Las nuevas tecnologías y sus lenguajes han llegado para quedarse, con todos los efectos comunicativos que esto implica. No hay atisbos de que vayan a desaparecer y más bien siguen modificando nuestros modos de relacionarnos. Por ello no es extraño que surjan propuestas como el proyecto de Poemojis de Dante Tercero, que si bien, pareciera no interpelar a los centinelas mexicanos de la verdadera poesía y literatura en el país, sí está tendiendo puentes hacia otras formas de expresión y comunicación usadas por jóvenes, tal y como lo hizo en su momento la poesía visual y otras alternativas poéticas.

Las redes sociales y la crítica literaria hoy en México

Para concluir aportaré unas ideas relacionadas a las maneras de hacer crítica literaria en la actualidad mexicana, la cual atraviesa por una crisis de legitimidad que se ha distinguido por su ambivalencia ética y política respecto a los juicios que formula y las posiciones que defiende en los espacios de debate. Dicha ambivalencia desde mi opinión radica en que hoy pareciera que los diálogos y discusiones más vivos sobre poesía o literatura en México se dan en las redes sociales como Twitter o Facebook,  o también en foros de comentarios; plataformas de comunicación donde lo informal de las opiniones validan, celebran y dejan entrever que el fácil recurso del prejuicio, el comentario soso, la burla, el insulto, la estupidez o el escarnio tienen igual y hasta más importancia que un comentario crítico o fundamentado desde intenciones no burlescas, insultantes o irónicas.

Poco a poco nos vamos acostumbrando a que las discusiones sobre literatura y poesía en México se den a través de memes, chistes, sarcasmos y demás recursos puestos a trabajar por opinólogos de ocasión o personas que, a pesar de su capacidad crítica, se entregan a la superficialidad discursiva o  ejercen la altivez de la negación para no contaminarse en debates mundanos. Lo anterior no tiene la intención de hacer un exhorto general para volver a las plataformas clásicas donde ocurrían los debates sobre literatura y poesía, siendo que esto es imposible. Lo que me parece importante destacar es que la ambivalencia ética y política de la crítica realizada desde estos espacios está dada por la informalidad en la que se expresan juicios y prejuicios de manera indistinta.

Por otro lado, qué seriedad crítica se puede esperar si los poetas y escritores con capacidad de hacerlo más bien son hábiles artífices del meme y el prejuicio disfrazado de chiste en un post en Facebook o en un Twitter. Como si no se supiera que a causa de las interminables burlas y bufonerías en las redes sociales se alimenta la intolerancia, el rechazo y la censura hacia lo distinto, lo inusual, lo otro. Sin embargo a pesar de los visibles efectos negativos, no se ha hecho una crítica más profunda de este fenómeno que trivializa lo más sensible, incluso la muerte, y que a casi tres décadas de haber revolucionado la comunicación en la vida cotidiana a causa de las nuevas tecnologías parece que apenas vamos empezando a conocer sus efectos.

Hay una deuda con la crítica literaria y poética en México. Una gran cantidad de obras están a la espera de ser revaloradas o en proceso de convertirse en aportes significativos, sin embargo muchas de ellas quedarán relegadas por insultos o chistes de escritores, poetas, lectores y demás personas que descargaron en ellas sus prejuicios para invisibilizarlos.

Presente y futuro de Los Poemojis: algunos alcances y limitaciones

Finalmente, ¿es criticable el proyecto Poemojis de Dante Tercero? Por supuesto que lo es, como lo puede ser cualquier otro proyecto becado por el FONCA o también desarrollado sin apoyos institucionales. Sin embargo la ambivalencia crítica también acontece en las opiniones negativas que circulan referente a este tema, ya que hay una línea muy tenue entre la crítica al proyecto y la crítica a las afirmaciones personales de Dante. ¿Qué es lo que se está criticando entonces, el proyecto o la persona? No es posible para mí ponerme de lado actitudes prepotentes, respuestas sarcásticas o presunciones de ningún tipo, sean del autor o cualquier voz crítica a este proyecto, lo que sí considero importante es aportar ciertas claves de lectura más contextualizadas y alejadas de esta ambivalencia general que no tiene certeza de lo que critica pero de todas formas lo hace.

Sea cual sea el caso, en las redes sociales donde prolifera la trivialidad y lo superficial se confunde sin importancia la pregunta entre proyecto y autor, a pesar de que la diferencia entre una y otra es radical. Lo paradójico de todo esto es que la mayoría de voces críticas al proyecto de Poemojis pidan “coherencia”, “profundidad”, o incluso  un esfuerzo por hacer “poesía de verdad”, pero que la exigencia esté hecha a través de burlas, sarcasmos, chistes, ironías e insultos. El propio juicio se anula por su cuenta.

En mi opinión considero que los Poemojis de Dante Tercero representan una propuesta adecuada y relevante en un momento donde la centralidad de gran parte de nuestra vida cotidiana gira en torno a las nuevas tecnologías. También, la interpelación hacia lectores más jóvenes es directa, ya que la composición de los Poemojis se nutre de expresiones de lenguaje usadas de manera amplia por quienes tienen acceso a dispositivos electrónicos.

Por otro lado mi crítica va más dirigida a que en algunos de ellos hay una literalidad plana entre palabra e imagen, anulando la polisemia intrínseca de los emojis según el contexto donde son articulados. Es decir, se piensa en lluvia y aparece un emoji de lluvia, se piensa en árbol y aparece un emoji de árbol. Desde luego no en todos los casos sucede esto, ya que hay algunos Poemojis donde no es posible hacer lecturas literales, invitando al propio lector a la interpretación visual y poética, y de desde este modo renovando el sentido y significado interno del Poemoji.


Además de otras líneas críticas de análisis, es importante destacar que esta propuesta continua creciendo como “proyecto”, es decir, sigue en proceso de construcción a pesar de ya contar con creaciones materializadas y físicas como el libro Poemojis, publicado en 2016 por Tiempo que resta Ediciones. Los Poemojis sin duda invitan a más experimentación y exploración con estos recursos y plataformas, incluso a creaciones de emojis propios para ampliar el repertorio de los ya existentes, por ejemplo. Sin embargo quedará en manos de Dante continuarlo desarrollando o no en el futuro. Mientras tanto, en estos momentos de ambivalencia crítica, avalancha de opiniones y reclamos de pureza, se torna crucial no opacar una alternativa poética de la que apenas se están conociendo sus alcances.

martes, 30 de agosto de 2016

ECO de Adrián Esparza (Kodama Cartonera, 2016)

En agosto de 2016 se publicó ECO de Adrián Esparza, el título más reciente de Kodama Cartonera en el género de poesía. En este caso fui el editor de la obra y estuve a cargo de su revisión editorial y diagramación final. 

ECO es un libro que ahonda en los sentidos del destino y la memoria desde una experiencia vital. Con un estilo que oscila entre lo lírico y el verso libre, Adrián dialoga con figuras como el amor, la esperanza, la angustia o la melancolía, a través de poemas que van hilándose al sentido de esta búsqueda, que bien podría tornarse en una deriva.

Además de contar con textos bien construidos, una de las potencias poéticas de ECO radica en la lucidez de fragmentos que condensan una angustia existencial generalizada, donde el destino y la memoria dejan de ser meras palabras para situarse como agentes vivos con quienes uno tiene que lidiar a lo largo de la vida. Destino y memoria para Adrián, más que circunstancias son seres que acompañan la vida, pero también que la aplastan; que guían pero que también puedes llegar a perderte en ellos; de ahí el acierto de no arrojarse directamente a los dictados de estos seres sino más bien escuchar su eco, la amplitud de sus ondas, los recuerdos y episodios que permanecen en nuestra existencia y nos empujan a nuevas búsquedas vitales.


LEE Y DESCARGA ECO DE ADRIÁN ESPARZA EN:

jueves, 25 de agosto de 2016

Poema Free 99

Comparto este poema de mi autoría compilado por Daniel Rojas Pachas, poeta y editor de Cinosargo Ediciones, para el libro Tea Party 3: Muestra dinámica de poesía latinoamericana, en donde se incluyen textos de poetas de Bolivia, Ecuador, Chile, Panamá, México, Argentina, El Salvador y Perú.

Además de su trabajo como escritor y poeta, Daniel Rojas Pachas se dedica a organizar un encuentro de poetas con motivo de la presentación de la antología. 

Puedes leer la muestra completa en el siguiente enlace TEA PARTY 3


Free 99


Triturantes calcinantes recalcitrantes quemantes indolentes intransigentes anhelantes ahogantes durmientes crepitantes silbantes escupientes valientes hirientes murientes silentes marcantes migrantes muertos a la orilla de la línea imaginaria, de sangre imaginaria bordeando las orillas del país imaginario y la piel imaginaria y el odio imaginario ante el intruso que se planta con su familia porque necesita trabajo, porque busca vivir con “dignidad”, aunque esto luego se convierta en manía del dinero. Porque muchos de ellos huyen, son prófugos del espíritu nacional, se someten a los riesgos más atroces para traspasar, trasladar, trastocar, trastabillar la ideología del dominado histórico.
Tristes y truculentos tratos con humanos vistos como máquinas tractoras de trabajo triturante eclipsante deshumanizante para engordar los bolsillos de los empresarios del hambre, y las hambrunas provocadas con la mano en la cintura, porque una cosa es vivir y otra es existir bien, comer bien, dormir bien, amar bien, educarse bien, revolcarse bien, drogarse bien, cogerse bien, arrastrarse bien y desangrarse bien, con la fineza del guante que toca la cara de la muerte con su mano de seda, porque no vaya a tocarla con la mano desnuda ¡oh, Dios!, no se vaya a contaminar su alma de putrefacción. No vaya a infectarse con lo podrido de las moscas, no vaya a dejar sobre el cadáver sus yemas de pureza, porque se le chinga la rabia de tanto asco, se le contrae la cabrona certidumbre, se le carcome el ombligo por tanto sudor seminal, semiseco, sádico, sódico, sulfuro saturado a reventar sobre este país que forma la carne interior, y su división política de órganos organizados con una rosa de los vientos, al Este el corazón, al Oeste el riñón, al sur los intestinos, al Norte el esófago, y el estómago al centro como una brújula.

Anochece y es momento de cruzar entre la niebla, opacarse, camuflarse con la arena desértica, hablar tranquilos con los cactus, sus espinas hambrientas,  retorcerse,  que los cuerpos suenen como un cascabel, como un escorpión afilando sus tenazas. Coyote mata coyote traidor, y se lo come. Así es andar, a la deriva en la sequía, la textura de la lengua como una víbora con sed, es de noche en el desierto, la luz infrarroja viene de los francotiradores, es de noche y sueltan a los perros para que destrocen migrantes y familias enteras, la pesadilla americana se antepone al sueño americano, el delirio americano, el time is money americano, el war is money americano, el death is money americano, ¡ca-ca-ca-caching! Suenan cajas registradoras en lugar de latidos, los bookies en Wall Street ganan millones al consumarse la masacre, desestabilizar a otros para estabilizar lo propio, hacer la guerra para preservar la paz imaginada, encarcelar, luego castrar, luego matar o dejar que te maten, ¡Huyamos todos! ¡Ahí viene la migra del mundo!, nuestros papeles no valen, sus bombas imponen diplomacia, humanidad cercada, perseguida, acribillada, infiltrada. “Estados Unidos es el único país donde la libertad es una estatua”: Nicanor Parra, “Estados Unidos is best country in the world”: Krusty The Clown, Estados Unidos es un pedazo de tierra fundado en genocidio, represión, racismo, discriminación, miseria.

 Im proud of being an American, not of the country but of the continent, because America is not the United States, America is thirty five countries, four different languages and thousands of dialects, the United States is not only the land of the free, is the land of the dead, the land of the hungry, the land of living corpses, pop star corpses, obsesses corpses, plastic corpses, religious corpses, twisted corpses, corpses, corpses, all hidden and forgotten  by ¡The big discounts!, ¡The incredible savings!, ¡The astonishing bargains!, ¡Buy, buy, buy today, die tomorrow! Don’t look that way, look this way, look at those intruders in our country, those god dammed immigrants, those dirty Mexicans Hispanic Latinos, look at them, send them back to their countries, esto es la tierra de la libertad, this is the land of free, no hay lugar para los esclavos, there’s no space for slaves, líbrense de la mentalidad impuesta, doing so is just Free 99,
Free 99,
Only Free 99,
Freedom is just Free 99,
Just Free 99,
99 cents of freedom,
99 cents per life.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Poemas en San Diego Poetry Annual (2011-2015)

Comparto 4 poemas que han sido traducidos al inglés para las ediciones de la antología San Diego Poetry Annual de 2011 a 2015.

Esta antología es preparada por el editor Brandon Cesmat y la poeta Olga Gutiérrez, en California.

Incluyo las versiones en español e inglés.


2015

Hasta las moscas saben

Una bolsa de carne con narcomensaje
ha sido arrojada cerca de una escuela
y la miran atónitos profesores y estudiantes
mientras el bulto se mosquea
y los cuerpos policíacos apenas
acaban de llegar al lugar

se aproxima un policía
para asquerosamente descartar
que se trate de una cabeza humana

al acercarse más
ahora las moscas lo rodean a él
y se le paran en el uniforme
en la pistola
en la placa

hasta las moscas saben
lo que desde hace mucho tiempo
está podrido.


Even the flies know it
Translation by Francisco Bustos

A bag with meat and a narcomessage
has been dropped near a school
thunderstruck students and professors stare at it
while the package  fills with flies
and the police officers arrive at the scene

a police officer takes a look
to see in disgust whether or not
a human head is involved

being closer
the flies now surround him
and they land on his uniform
on his gun
on his badge

even the flies know
when something has been rotten
for a very long time.


2013

Narcofrío

El narcopolicía llega a su narcocasa
lo recibe impaciente su narcoesposa
mientras sus narcoshijos corren hacia él
para pedirle narcobilletes y gastarlos rápido
en la narcotiendita de la esquina

él les ordena no salir del narcopatio
pues esa noche habrá narcosecuestros
narcotorturas
narcoasesinatos
narcobalaceras

ellos entienden el narcomensaje
y la narcofamilia intranquila
tratará de dormir bajo las narcomantas de su cama
que a pesar de ser pesadas narcoprotectoras
no logran ni lograrán tranquilizarles
el narcofrío.

Narco-cold
Translation by Olga García and  Jhonnatan Curiel

The narco-policeman arrives to his narco-house
and is greeted by his impatient narco-spouse
while their narco-boys run towards him
and ask for narco-dollars to easy spend
at the narco- mom and pop’s store

He orders them not to leave the narco-patio
for the night will bring narco-abductions
narco-tortures
narco-killings
narco-shootings

They understand the narco-message
and the unsettling narco-family
will try to sleep under the narco-blankets of their bed
which despite being heavy narco-protectors
will not be able to relieve them from
the narco-cold.


2012


 El levantón

El día que suceda el levantón
voy a estar arriba de mi hamaca emocional
estaré tranquilo con todos y con todo
no voy resistirme a sus armas
no voy perturbar a mi conciencia tranquila

El día que suceda el levantón
cuando me violenten les devolveré una sonrisa
y sabré que jamás odié ni me dejé comprar
y por eso
me sentiré dichoso

El día que suceda el levantón
estaré listo pues todo lo que pude hacer lo hice
amé con oleadas pasión
sufrí como las ramas en el árbol seco
aprendí a dar pasos en la sangre

El día que suceda el levantón
tomaré un profundo y blanco respiro
y sabré que me dirijo hacia una muerte segura
yo mismo subiré a la cajuela
yo mismo me pondré la capucha

El día que suceda el levantón
cerraré los ojos como jamás los he cerrado
cerraré todo el cuerpo como un párpado
dejaré que me cubran las sombras
tendré miedo pero hasta el último de mis momentos sabré
que todo lo que tengo es lo que soy
y todo lo que soy me basta
para dejar de existir.


The abduction

Translated by Francisco Bustos, Sonia Gutiérrez, Olga Garcia and Jhonnatan Curiel

The day of the abduction
I will be on my emotional hammock
I will be gentle with everybody and everything
I will not resist their weapons
I will not trouble my contented conscience

The day of the abduction
when they turn violence upon me I will return a smile
and will know that I never hated and did not sell out
and for that
I’ll feel privileged

The day of the abduction
I will be ready for everything I could do—I did
I loved with waves of passion
suffered like branches on a dry tree
learned to take steps on blood

The day of the abduction
I will take a pale, profound breath
and I will know death awaits me
 I myself will get into the trunk
I myself will put the hood on

The day of the abduction
I will close my eyes like I have never done
I will close all my body like an eyelid
I will allow shadows to overtake my body
I will be afraid but know even in my last moments
that everything I have is what I am
and everything I am will be enough
to cease existing.



2011

Muerte Digna

Aunque mis asesinos no quieran
tendré una muerte digna
porque antes me habré dado permiso de morir
y cuando me impongan su crueldad
reiré para mis adentros
pues sin saberlo ellos
estarán cumpliendo mi deseo.


Honorable Death
Transalation by Gidi Loza

Although my murderers don’t want it
I will have an honorable death
because I will have already granted myself permission to die
and when they impose all their cruelty upon me
I will be laughing inside
because without knowing it
they will be fulfilling my wish.

jueves, 14 de julio de 2016

Banalizar la corrupción. Las reacciones a la antología de poesía “México20”.

Desde hace semanas ha surgido una discusión en el campo literario mexicano en torno a la antología México 20. La nouvelle poésie mexicaine, la cual fue preparada a petición de la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal para el evento “Marché de poésie” de París, donde México fue el país invitado.

En las siguientes líneas haré un repaso del debate suscitado a partir de los procesos institucionales de la antología, para después trazar una posible respuesta a las reacciones en contra de escritores y poetas críticos a este proyecto, mostrando cómo el descrédito, la indiferencia y las burlas son estrategias usadas tanto en el ámbito literario como a nivel institucional para ignorar denuncias y terminar banalizando acciones deshonestas que se suman a las recurrentes prácticas de corrupción en México.

Una Secretaría, dos funcionarios, tres jurados, veinte poetas. La gestión oficial de la antología “México20”

Aunque ha habido posiciones favorables y críticas a este proyecto, uno de los ejes de discusión que más ha suscitado contrastes, más allá de la representatividad y los méritos de cada poeta incluido, es la opacidad con la que se gestó esta antología, revelando procesos discrecionales, confusos e irresponsables tanto en la planeación como en la selección de poetas que la integran.

Esto se ha generado ya que a pesar de que en la portada del libro figuran Jorge Esquinca, Tedi López Mills y Miriam Moscona como antologadores, una publicación aclaratoria de Julio Trujillo, exfuncionario federal de la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura, menciona que él mismo solicitó a Esquinca, Mills y Moscona sugerencias para reunir a 20 poetas, siendo Trujillo quien se comunicó con cada poeta para que le hicieran llegar veinte cuartillas representativas de su obra, de las cuales él como funcionario finalmente eligió 15 para su inclusión (“Julio Trujillo revela novedades de la antología de poesía México 20” El Universal).

La poeta María Rivera ha señalado esta acción como deshonesta ya que el nombre de Julio Trujillo debería aparecer junto a los tres antologadores en la portada del libro, siendo que realizó acciones sustantivas (selección de poetas y poemas) para su publicación. (“Sobre las precisiones de Julio Trujillo a la muestra de poesía México 20”, La Razón). El ex funcionario intenta justificar su implicación (no oficial) en el proyecto bajo los argumentos de las premuras burocráticas y por el hecho de que la selección que finalmente él reunió resultaba “un libro digno de poesía mexicana”.

Posterior a esto, María Núñez Bespalova, actual directora de publicaciones de la Secretaría de Cultura, reveló nuevos detalles del proyecto (“México 20. Antología que desata polémica”, El Universal) al mencionar que primero se consultaron a las editoriales para que recomendaran poetas, y después se conformó un jurado de tres poetas (Esquinca, Mills y Moscona) para sugerir a 20 poetas mexicanos cada uno. Lo cual refiere a tres procesos de selección en los que estuvo directamente vinculada la Secretaría de Cultura ya no solo como gestora y financiadora del proyecto, sino en tres rondas de sugerencias de poetas a incluir así como la aprobación, escrutinio y selección final de obra a cargo de Julio Trujillo; involucramiento problemático desde la Secretaría de Cultura que el poeta Jeremías Marquines ha referido al señalar que “no sólo se trató de la publicación de un simple libro, sino de posicionar en el mercado extranjero un gusto, una preferencia estética, como La Estética poética predominante desde una posición de poder gubernamental, y a un grupo particular de poetas (…)” (“La nouvelle poésie mexicaine, gato por liebre”, Bajo la palabra). Estética poética que Marquines nombra como “gato por liebre” por la imposibilidad de llamar “nueva poesía mexicana” a esta compilación, y que también se relaciona con el argumento de María Rivera respecto a que el propósito de la antología desde un principio estuvo dirigida por intereses de promoción gubernamental en el extranjero.

Los grandes ausentes de la discusión han sido Esquinca, López Mills y Moscona, los propios antologadores oficiales, quienes ante las reiteradas peticiones de aclaración sobre su papel en este proyecto no responden “ni con el pétalo de un eufemismo” como ha ironizado Javier Raya el inmutable silencio que han asumido. Sólo limitándose a simpatizar con las justificaciones favorables al proyecto o también para celebrar los chistes y sátiras contra quienes han criticado “México20”, como lo ha documentado Heriberto Yépez (“Antologías y autoritarismos literarios en el sexenio de Peña Nieto”, Border Destroyer). 

Sólo recientemente y después de semanas de discusión en redes sociales, Tedi López Mills publicó un texto que nombró como “Epílogo” de la antología, en donde reafirma la premura con la que se realizó la edición y que en ningún momento ella ni los otros dos jurados pudieron ver la versión final de “México20”. (“México 20: La polémica tres respuestas”, La Razón)

Risas y reacciones. Chistes y burlas como paliativos de la corrupción

Una de las particularidades que a título personal ha llamado más la atención son las reacciones en contra de escritores, poetas y toda persona crítica al proyecto de antología, que han transitado desde el chiste fácil y la burla hasta los insultos y ataques verbales. La sorpresa ha venido porque dichas reacciones no sólo vienen de funcionarios cuya defensa es obvia y hasta predecible de los proyectos oficiales, sino que la mayoría de estos posicionamientos han surgido desde el propio ámbito literario mexicano, donde no han faltado poetas y escritores defensores del proyecto que a punta de bromas, sarcasmos, memes, gifs y demás publicaciones en sus redes sociales han intentado demeritar la discusión, utilizando por lapsus o por franca flojera crítica, los mismos argumentos del gobierno federal para menospreciar otras voces en México (“odio”, “enojo”, “envidia”), tal y como lo distinguió Heriberto Yépez en su texto “De antologías y autoritarismos literarios”.

De las pocas reflexiones que se han publicado para comentar/justificar “México 20” de poesía está la de Francisco Hinojosa (“Puedo antologar tu antología”, La razón) donde invita a normalizar el hecho de que “en una antología —como bien deberían saberlo los detractores de ésta que nos ocupa— siempre imperan los gustos y las afinidades”, olvidando astutamente profundizar que no es un problema de “gustos y afinidades” lo que está en cuestión, si no de procesos burocráticos viciados y deshonestos para lavar la imagen de un gobierno señalado por actos de corrupción. El texto de Hinojosa, junto a las decenas de posts en Facebook y Twitter de otros escritores y poetas tienden a caer en la falacia argumentativa de acusar de envidia u odio a quienes critican el proyecto, apelando a un imaginario en el que si todos hemos sido participes de la corrupción alguna vez, no deberíamos criticar nada y continuar con las cosas como están.

Por ello es de resaltar que ciertas posturas a favor de la antología de poesía “México20” han sido construidas a partir de textos como el de Hinojosa, o mediante posts en Facebook o Twitter que implícitamente apoyan este proyecto a pesar de las irregularidades ya señaladas. Una defensa que en su mayoría se ha nutrido de pretensiones frívolas, sarcasmos, ironías, pero en otras ocasiones ha sido abiertamente reaccionaria e insultante. Y es que el problema no radica en tomar posiciones, sino que éstas se vuelvan extremas al punto de la intolerancia y el ataque.

Esta polarización obviamente tiene sus matices críticos, como la falta de conocimiento o interés de algunos de los poetas incluidos acerca de la opacidad el proyecto. O también las rencillas individuales que obnubilan la razón ante argumentos claros y precisos, pero que al ser dichos por tal o cual persona son registrados como “berrinches”, “insidias” u “odios” personales. Estos matices no permiten generalizar ni llamar “corruptos” a todos los poetas, jurados y funcionarios que participaron en el proyecto (como ha destacado el propio Luigi Amara, uno de los poetas incluidos en “México20”), pero tampoco es posible desechar las denuncias y críticas sólo porque las firma un escritor o escritora con la que no se tiene simpatía. Situarse de modo extremista en cualquiera de ambas posiciones, tanto de los simpatizantes como de los críticos a este proyecto, han demostrado ser las posturas más frágiles de la discusión y su afán por aplastarse la una a la otra mantiene en parálisis cualquier intento de autocrítica.

De la banalidad del mal a la banalidad de la corrupción

A raíz de los hechos concretos respecto a la gestión de esta antología, y las reacciones tanto de funcionarios como de escritores y poetas en contra de las personas que han criticado “México20”, es posible hacer un paralelismo con el argumento central del libro Eichmann en Jerusalén. Un informe sobre la banalidad del mal (1963) de la filósofa y periodista alemana Hanna Arendt, para enlazarlo a la discusión actual en el ámbito literario mexicano.

Para explicar esta relación es necesario conocer el argumento básico del libro, el cual se desarrolla a partir de la reacción de Arendt al escuchar las declaraciones de Adolf Eichmann, teniente coronel de las SS Nazis, quien durante los Juicios de Nuremberg posteriores a la Segunda Guerra Mundial no dudó en contestar que no sentía culpabilidad por ordenar el traslado de millones de judíos hacia los campos de concentración para su exterminio, y que más bien se hubiera sentido culpable de no haber cumplido de manera cabal con su trabajo.

Lo que asombró a Arendt, además de la frialdad y fijeza de la respuesta Eichmann, fue porque ante ella se encontraba un hombre que fácilmente pudiera haber sido tildado de  “loco” o “monstruo” por realizar hechos tan atroces, pero sucedía todo lo contrario, estaba frente a un hombre terriblemente normal, “del montón”, como Arendt lo nombra en otro momento. Un burócrata nazi que cumplía órdenes sin reflexionar sus consecuencias, evaluado por psiquiatras que no encontraron en él tendencias esquizoides o una mente retorcida, sino que más bien adolecía de criterio para dimensionar las repercusiones de sus actos; o más que adolecerlo, la poca reflexividad crítica de sus acciones eran tan automática que se volvía una cuestión banal si trasladaba a cien, mil o diez mil personas a los campos de concentración.

Eichmann seguía órdenes según las cadenas de mando propias del ejército, desde las que se desdibujan las responsabilidades ante crímenes de lesa humanidad como los que cometieron los nazis y los siguen cometiendo diferentes ejércitos en América y el mundo, incluido el mexicano. Eichmann no era un loco o un monstruo, era un burócrata fiel a cumplir con su trabajo, a pesar de que éste fuera enviar a hombres, mujeres y niños al exterminio.

Es precisamente esta falta de reflexividad crítica lo que permite hacer la relación entre el pensamiento de Arendt respecto a la banalidad del mal, frente a la discusión sobre la antología “México20” y la banalidad de la corrupción en el campo literario mexicano. Ya que así como no se requiere ser un monstruo o un loco para cometer hechos deplorables, tampoco se necesita ser un capitalista rampante o un político maquiavélico para caer en las mismas prácticas de corrupción que distinguen al gobierno en turno. Basta con ser un burócrata obediente, un empleado bien portado o un discípulo ingenuo y sin carácter para repetir las órdenes que vienen desde arriba. Basta con decir sí a una cuestión aparentemente cualquiera, “de trámite” dicen por ahí, sea por ignorancia, ingenuidad o torpeza, para que dicha acción tenga consecuencias éticas y políticas sobre nosotros.

Las reacciones de ciertos funcionarios, escritores y poetas que apoyan este proyecto a pesar de sus irregularidades, se han dedicado a volver chiste una denuncia  (ver por ejemplo las publicaciones de Ángel Ortuño, Julian Herbert y otros en sus redes sociales), pretenden hacer creer que este tipo de prácticas es algo normal en México (leer la defensa de la antología que hace Hinojosa), o buscan intimidar mediante acoso, insultos y discriminación a quienes opinen distinto de ellos (leer los ataques a Rogelio Guedea o los insultos de Ricardo Flores Sánchez contra María Rivera) y tantos otros más. No se trata de pedir que las reacciones en torno a la antología sean mesuradas y bien portadas para el regocijo de las buenas conciencias literarias, pero lo problemático es que aun habiéndose aclarado el proceso de edición que siguió “México20” desde la voz de Julio Trujillo, los ataques y las burlas continuaran minimizando lo que se estaba diciendo. De pronto las discusiones se llenaron de bastantes bromistas y muy pocos tomaron los argumentos para comentarlos.

En resumen, como lo menciona el poeta Hugo García Manríquez en una entrevista sobre las reacciones negativas a los argumentos en contra de la antología, la constante ha sido “personalizar y caricaturizar [la crítica] como desplantes individuales” (“Creer más en la Poesía y menos en los sistemas de validación gubernamentales: Hugo García Manríquez”, Terraplen); es decir, “patologizarla” como lo menciona Heriberto Yépez, como estrategias de invalidación ante las denuncias directas.

Aplicar la política de la indiferencia, tan efectiva para los gobiernos cuando se quieren deshacer de un problema, fingir que no está ahí, y a la larga terminar creyéndolo. O reaccionar ante actos deshonestos de un modo tan automático que resulta banal si el amigo funcionario me beneficia porque le caigo bien y no porque mi trayectoria lo merece; o si me invita a viajar un gobierno represor que paradójicamente permite leer poemas revolucionarios en el extranjero; o si denuncio magistralmente al Estado por sus acciones, pero no me atrevo a cuestionar las prácticas corruptas en las instituciones culturales de ese mismo Estado; o si cuestiono las prácticas deshonestas a mi alrededor, pero no las que están frente a mis narices; o si censuro mediante burlas las voces con las que difiero, en vez de escucharlas y abrir un margen, no condicionado, de comprensión.

Banalizar la corrupción pareciera una práctica tan normal y cotidiana que las personas que se oponen a ella pareciera que son tomadas por alteradores de la paz pública. Se coacciona contra quienes denuncian la corrupción pero no se ejerce una igual coacción contra la corrupción misma. La banalidad de la corrupción está presente cuando por más arbitrario, irregular y poco transparente que sea un proceso, se decide participar de él sin una reflexividad crítica o ética que lo impida. La banalidad de la corrupción es ese “qué tanto es tantito” desde el que se sostiene todo un sistema de beneficios y prebendas al más alto nivel, y que no tiene interés en transformarse desde su raíz.

La normalización de lo impune

Es importante enfatizar de nuevo que la discusión a propósito de “México20” no es solamente sobre contenidos de la antología ni poéticas particulares (ya que muy pocas personas conocen la antología como tal), sino de procesos y prácticas deshonestas arraigadas entre agentes e instituciones de la cultura en México.

Un libro que se gesta de manera opaca, con prisas, con la mano directa de la Secretaría de Cultura y en el que los antologadores oficiales no dan la cara para aclarar su participación, da cuenta de la poca seriedad con la que se llevan a cabo proyectos de este tipo desde el gobierno federal.

Por ello, algunas preguntas pendientes que quedan de esta discusión son ¿dónde está la reflexividad crítica de tantos escritores y poetas que defienden la antología a pesar de sus irregularidades? ¿Por qué hay escritores que se indignan cuando reprimen a los maestros, pero se burlan cuando censuran a sus propios colegas? ¿En qué momento la frivolidad y el escarnio pasaron a convertirse en dispositivos de coacción aplaudidos y celebrados por personas supuestamente críticas? ¿Qué pasará con las irregularidades y denuncias ya señaladas acerca de “México20”? ¿Quedarán sepultadas en el silencio de los implicados?

El riesgo de banalizar la corrupción, ningunearla, hacerla pasar como el cuento de nunca acabar en el país y dejar que se pierda en el letargo y la indiferencia de los días, es que creamos como verdadero un imaginario fantasioso, que a pesar de ser abrumador en sus dimensiones como problema, no significa que pueda ser contrarrestado con prácticas contrarias a los supuestos tradicionales. Producir otras relaciones es una labor capilar, de todos los días y sin la certeza de que nuestras acciones tengan el impacto esperado, sin embargo, en un país como México se vuelve urgente proponer otras prácticas que nos sitúen por fuera de los círculos viciosos y los actos deshonestos que nos rodean, ya que de lo contrario seguiremos con la maliciosa costumbre que fácilmente transita de la banalidad de la corrupción a la banalidad de lo impune.