lunes, 15 de febrero de 2010

En esta esquina: El cinismo ético. Al Otro Lado: Heriberto Yépez

Jhonnatan Curiel


Al otro lado de Heriberto Yépez (Planeta, 2008) es una novela éticamente cínica. Cómo te quedó el ojo. Te preguntarás cómo puede ser posible tal combinación, no te escames de lo voy a contarte. Quita la carita de intelectual que no te queda. Tú relax nada más, ahora sí, préndele a esa flama en tus ojos de lector y pégale una tremenda fumada a las letras, uuuuffff, así mero, que cale, más fuerte, hasta que sientas los nervios en tu cabeza llenos de coágulos. Uuuufff así, los pinches coágulos quieren salir a como dé lugar pero no les hagas caso, tu síguele dando con toda la fuerza en tus pulmones. ¡Aguas!, pinches coágulos, no vayas a soltar la pipa-hoja antes de tiempo. Vas sintiendo los efectos ya. Para qué te haces si te encanta. Los efectos entran a tu cabeza como veloces arañitas, le harán el paro a tus nervios, ellas terminan de empujar los coágulos por tu nariz, así de buenas son las arañitas que sientes. Sangras, sangras un chingo, muy bien, parece que le abrieron la llave a tus fosas nasales, agua roja espesa, no te tragues la sangre que te hace daño jajaja, le pegaste unos buenos hits. ¡Felicidades!. Ahora sí podemos empezar, ya estamos en confianza, recomiendo que te muerdas las uñas o que metas la lengua entre los dientes buscando restos de comida. Tips para liberar ansiedad. Estos consejos te mantendrán ocupado mientras lees. ¡Ah, golos@!, quieres fumarle más pero nel, aguántate porque después ya no me entiendes nada. Oh aguanta, te digo que te esperes, hasta ya hiciste que se me antojara, pero nel, ahora sí, sin más preámbulos comienzo:

TIBURÓN. Esta novela trata de él y su espacio, como uno sólo. Tiburón inhala y su espacio exhala. Así le dicen al protagonista de la historia, no por peligroso sino por animal, aunque también muerde claro está (ten cuidado con lo dientes de sus mañas). Tiburón es de esa nueva especie de animales urbanos que existen de manera paralela con las drogas: Adictos. Seres que actúan por instinto de necesidad, sobrevivencia física del ansia. Siempre ávidos de la dosis y de conseguirla como sea; robar, herir, matar: actividades de cacería. Nada importa más que la dosis para los nuevos animales urbanos, mutaciones autogeneradas, mitad conciencia y mitad adicción.

PHOCO. Tiburón es un adicto al Phoco, droga hecha con polvo de Ciudad de Paso, veneno de rata y demás especias y barbitúricos. El Phoco es hermano siamés del Ice, Crico o Kristal actualmente. Cualquiera de éstas palabras truenan con tan sólo mencionarlas, encienden algo por dentro, prenden el Phoco, tu sabes, la analogía, hubieras visto tu cara, ya andas en el trip, me da gusto, eso significa que estás poniendo atención.

CIUDAD DE PASO. Tiburón es un yonki en Ciudad de Paso, tierra que al mismo tiempo es hermana inconsciente de Tijuana, la fronteriza, la esquina del mundo, rincón a donde vienen paisanos y extranjeros a prender su pipa y regocijarse con todos los clichés que han escuchado. Las calles apestosas de Ciudad de Paso están infestadas de narcos, policías corruptos y por un chingo de “fugitivos” a los que actualmente se les llama migrantes. La demás gente que habita en la ciudad es el extra, los tranzas cotidianos, los jodidos o los pendejos, las interminables líneas de obreros, los que viven en lomas y terracerías rodeados de polvo, en fin, todos bien high porque no te olvides que el polvo de Ciudad de Paso es el ingrediente principal para preparar el Phoco; uyyy ya se te está antojando otra vez, espérate tantito, apenas voy comenzando.

PERSONAJES. Aquí van, de mayor a menor, en orden de importancia arbitraria: El Phoco y sus respectivos phocazos; Un celular color cebra llamado Zebraphone (Duh!); Christa, su automóvil destartalado pero de buenas curvas; Cholo, un perro (mexican hairless) Xoloitzcuintle que lo sigue a donde quiera; y la única familia que le queda a Tiburón, Quintero, su hermano mayor, pollero local dedicado al tráfico de personas hacia Sunny City (alusión a San Diego, California); y su hermano menor, Yulay, quien vive atrapado en el estigma de su deseo. Sin mencionar a tantos otros personajes que son muy especiales, pero esos no te los diré para frustrarte. De lo que te pierdes. Están gloriosos los otros personajes. Uuyy si supieras quiénes son, ni modo, así es la vida de cruel, no te los voy a decir. Bueno, como insistes nada más te voy a dar una pista: los narco niños.

TRAMA. Esta novela son los continuos viajes de Tiburón al otro lado. Hacia adentro y afuera de sí, inhalar y exhalar en movimientos frenéticos y situaciones en las que no estarás seguro si te encuentras aquí o allá, en el viaje o en el malviaje, en la búsqueda de lo no perdido o en el encuentro de lo más necesitado. Phocazos al acordar nuevas tranzas, phocazos al intentar cruzar la frontera con personas en la cajuela, phocazos al salir a emborracharse, phocazos cuando todos los planes le salen mal, phocazos cuando lo encuentran asesinos, phocazos cuando busca el amor pero se le convierte en polvo. Polvo. Polvo para el phoco. Polvo de Ciudad de Paso. Ya sé, hasta se te hace agua a la boca de todo lo que digo, aprieta los labios para que no se te caiga la babita con sangre. Ya falta menos. La espera aumenta el deseo, no lo olvides, si nada más te vieras la cara te sorprenderías, ahorita sin darte cuenta hiciste unas muecas que nada más hace el Tiburón.

CINISMO ÉTICO. Ya sé, ya sé, comencé hablando de esto pero no he escrito nada más. Lo he tratado de decir sin palabras pero de lo ansioso que estás ni siquiera te das cuenta. Ahora sí aquí va, como en la mayoría de los estimulantes lo mejor es lo último. Preparo, apunto, fuego: ¡No!, pero el fuego del encendedor no, ese todavía no, hasta que yo diga. Prosigo.

Durante la mayor parte de la novela uno se enfrentará con una narración sumamente cínica de lo que sucede dentro de la historia. Entendiendo a lo cínico como una total desvergüenza al referirse a acciones o situaciones que son reprobables por consenso. Es el sarcasmo de quien lo ha visto todo y si no lo ha visto todo, pues lo ha inventado todo. La realidad y la ficción suceden al mismo tiempo en la voz del narrador. Van acordes a los diálogos irónicos de los personajes y las descripciones delirantes del entorno. La realidad no logra superar la ficción nunca, pues esta última a cada instante la sobrepasa, la satura con sus propios elementos, siempre extremando su propia (i)lógica al punto de lo atroz, de la burla, de lo asqueroso. En esta novela la realidad más bien le sirve de pipa a la ficción para que ésta se meta sus phocazos de crueldad, ironía e indiferencia.

La función que juega la continua exageración narrativa, algunas veces travéstica, tiene la finalidad de acentuar lo más que se pueda la sensación descrita. Como los pintalabios y las pestañas de los Drag Queen´s, así la ficción en esta novela es más verdadera que la verdad, más real que la realidad misma. Todo con el propósito de extremar al punto del desgaste la mayoría de las acciones o situaciones descritas. Refritear hasta el cansancio los clichés que construyen el discurso de una ciudad y sus habitantes, llevar éstas nociones al límite de su significación. La violencia topa, la drogadicción topa, la migración topa, la leyenda negra topa, la ciudad se topa consigo misma en esta novela. A lo largo de la historia veremos cómo se remarca el muro metálico en las nociones que describen a un lugar como Ciudad de Paso y sus personajes, en (in)directa analogía con Tijuana y sus habitantes, nociones que ya no pueden pasar, que han encontrado su límite, nociones que necesitan conseguir un pollero de nociones pero se dan cuenta que esos son los más caros.

En esta historia las palabras y los significados que articulan el discurso de una ciudad se vuelven disfuncionales, inútiles, y es aquí donde entra de lleno el papel de la ética, entendida como proceso de autoconstrucción, ya que al caducar la palabra y el significado que antes describían un tiempo, un espacio, una acción y una situación, se destruye el discurso establecido, se viene abajo gracias al desvergonzado cinismo que lo mostró tal y como era, y además de esto, se atrevió a exagerarlo, a autoconstruirlo a partir de su propia pedacería.

La ética de esta novela tiene su origen en la ruina de un discurso extremado y deshecho. Sobre él se planta la ética con total desnudez, lista para ser inventada por aquéllos que se atrevan. Convertir a “la puta en mística” no es tarea sencilla pero jamás imposible. El ideal implícito en esta historia es una inhalación donde se consume todo lo dicho, todo cliché y afirmación prejuiciosa, la exhalación que le sigue es la propuesta de lograr mediante una ética cínica la autoconstrucción de nuevos paradigmas a interpretar, la invención de un nuevo discurso y con ello, una nueva noción de la ciudad y sus habitantes.

FIN. Ahora sí ha llegado el momento que tanto habías esperado, fuiste muy paciente y a pesar de tus ansias estuviste calladit@, eres el ejemplo de todo un yonqui lector. Dale tú primero, yo no tengo ganas de ponerle más. Pero ¡Chin! se me había olvidado decirte, esto es lo único que me queda y no lo puedo compartir (más bien sí puedo pero no quiero compartirlo). Ni modo, después te doy si te encuentro en otro lado. Así es esto, te la pelaste, te quedaste con las ganas, eso te pasa por antojadiz@.

lunes, 1 de febrero de 2010

Minificciones



 Contragénesis

Dios dijo: He aquí el nacer del nuevo humano.
El Humano dijo: He aquí el caer del viejo dios.
El tiempo dijo: He aquí el morir de la palabra.
La palabra dijo: En el final, también fue el Verbo.

Sin título

Dejo caer mis ropas. Entro en ella y se que tenía razón.
En su inmovilidad. En su rancio sudor.
En sus nulos intentos de fingir lo que no siente,
percibo la paz. La verdadera conclusión de mi historia.
G.H. Porcayo

Aún desnuda. Ella se recarga en la cabecera de la cama y se acaricia el pelo. Sus rígidos pezones denotan frío. Un ahogado grito de placer o dolor se escucha en otra de las habitaciones. Es normal. El cuarto a media luz da la impresión de una escena extraída del cine negro –Ya es tarde- se dice así misma. Rápido se levanta y comienza a buscar su ropa. Utiliza una de sus medias para limpiarse las manchas rojas de la cara y después se acomoda el cabello frente al espejo con las dos manos. Toma su tiempo. Sale del cuarto sin voltear a mirar a la cama, ni al hombre con un disparo en la nuca que yace boca abajo en ella.

Turbia escena de jóvenes enamorados

¿Cómo paso esto? ¿Fuiste tú? ¿Pero por qué lo hiciste? ¿Acaso no te dije que sí lo quería? ¿Acaso no te juré que íbamos a salir adelante juntos? ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Por qué me lo escondiste? ¿Cuánto llevas sangrando? ¿Me escuchas?  ¿Hace cuánto que te la tomaste? ¿Puedes respirar? ¿No? ¿Sí? ¿No? ¿Dónde está la ambulancia? ¿Dónde está lo que ingeriste? ¿Me escuchas? ¿Me escuchas?  …


Padres sicóticos

El niño está llorando. Mátalo.